Juan Carlos, por favor, dimite

Opinión

Juan Carlos, por favor, dimite

Juan Carlos Monedero, portavoz de Podemos

Si a alguien le debemos que exista Podemos no es a Pablo Iglesias, sino a Monedero, pero debe abandonar todo puesto de responsabilidad. Los que me conozcan sabrán que no me caso con nadie, que de palmera tengo poco. Ahora bien, no soy un caso excepcional: en las bases más tiernas de Podemos abunda este espíritu crítico, este empoderamiento del que hablábamos los primeros meses y que últimamente tan olvidado está en los discursos.

Por eso estos días a muchos nos cuesta horrores ser de Podemos. Cuesta defender ciertas conductas, ciertos actos, aunque no te queda otra: No puedes permitir que tanta gente dé la espalda a Podemos, la única herramienta de transformación con capacidad real que ha nacido en la historia de España.

Pero claro, la tarea es difícil porque ¿cómo vas a defender que el número 3 del partido haya aportado menos al país de lo que debía? ¿Con que cara pedimos a los ricos que aporten más si nuestros dirigentes replican estas conductas?

Sinceramente creo que Monedero no tributó mal a cosa hecha. Si hubiera querido tributar mal y robar a los españoles habría utilizado la fórmula de los señores que capitanean el PPSOE, el Ibex 35 y los medios de comunicación: hacer una empresa en Luxemburgo, tributando un 0%, y luego acogerse a la amnistía fiscal de Montoro y pagar un 10% (curiosamente estás prácticas tan extendidas entre la casta no son dignas de monográficos constantes en los medios de comunicación).

Ahora bien, que no lo hiciera a mala fe no invalida el hecho de que, al fin y al cabo, ha hecho una ilegalidad, o lo que es lo mismo, un fraude. Uno no puede tributar trabajos a nombre de una empresa con carácter retroactivo. Por otra parte, habría que hablar de la figura de la empresa unipersonal, que no es otra cosa que una de las mil figuras que permite nuestra legislación de ladrones para que los ricos paguen menos que los autónomos asalariados, esa bonita figura que instaura la esclavitud del siglo XXI, donde un currito ahora además de pagar el IRPF, se hace cargo también de sus cotizaciones de la seguridad social, del IVA, de sus vacaciones o bajas…Esos asalariados no tienen 3.000€ para crear una empresa de humo, no tienen la oportunidad de tributar a un 20% como Monedero.

Podemos puso el listón muy alto para lo que es costumbre en España. Por eso muchos nos hemos consagrado a este movimiento y por eso estamos arriba del todo en las encuestas. En este partido no sólo basta con no ser imputado, hay que también ser fiel a los principios éticos y morales de este movimiento. Hay que predicar con el ejemplo.

Me gustaría invitar a Monedero a que volviera a leerse el documento ético que su equipo propuso en la Asamblea Sí Se Puede y que votamos un 80% de los simpatizantes, en concreto el punto XI. Que lo relea, lo vuelva a releer, y tome la decisión valiente que todos esperamos, que predice con coherencia los pilares que conforman este movimiento y del que él es uno de sus arquitectos más importantes.

No hay dudas de que a Monedero se le ha atacado demasiado para lo que ha hecho, comparado con los verdaderos canallas que han arruinado este país. Indigna mucho que otros que han robado miles de millones a los españoles tengan derecho a la intimidad, como Blesa. Enfada que Montoro utilice el Ministerio de Hacienda como su propio cortijo y que filtre datos, ilegalmente, de aquellos que suponen una amenaza para el bienestar de su banda criminal. Molesta que la prensa dedique horas enteras sobre una práctica común entre los empresarios españoles, y olvide que el PPSOE está plagado ya no de Monederos, sino de “Falcianis”.

Las comparaciones son odiosas, es obvio, pero eso no nos puede disculpar. Podemos no nació como mal menor, sino como la alternativa del Cambio.

La respuesta de los dirigentes de Podemos ha consistido en defender contra viento y marea la premisa de “es que esto es un complot contra Podemos”, y aunque en este caso tengamos en parte razón, para la mayoría de la ciudadanía sonaremos igual que Carlos Floriano cuando, ante el caso Bárcenas, argumentaba “alguien podría tener la impresión de que lo que hay abierto no es un procedimiento judicial, sino una causa general contra el PP y sus dirigentes”.

No quiero que Monedero deje de ser parte activa en Podemos, porque se la importancia que ha tenido para construir un movimiento fuerte y que puede plantar cara al sistema, un movimiento de izquierdas real, palpable, muy diferente a lo que había hasta ahora.

Si a alguien le debemos que exista Podemos no es a Pablo Iglesias, sino a Monedero. Juan Carlos fue uno de los ideólogos fundamentales y quiero que siga siéndolo, que siga ayudando a atisbar nuestras líneas programáticas más fundamentales. Pero creo que Monedero debe abandonar todo puesto de responsabilidad en Podemos y dejar de percibir cualquier retribución económica, porque por leve que resulte lo que ha hecho en comparación a los que ahora ocupan el poder, no deja de ser una práctica de una ética cuanto menos cuestionable.

Demostremos a los españoles que Dimitir no es un nombre ruso y empecemos a sembrar con el ejemplo. Si lo hacemos, de poco le servirá a la caverna mediática sus ataques furibundos cuando nuestros líderes, pese a delinquir por torpeza más que por maldad, dan un paso atrás y son fieles a sus argumentarios.

Juan Carlos, tengo la convicción de que no buscabas enriquecerte, de que tu pasas de grandes coches o mansiones, pese a poderlas tener. Confío desde siempre en que el equipo al que voté en la Asamblea Sí Se Puede antepone el bien de los españoles al suyo propio, porque lo demostráis día a día con vuestros actos. Por eso mismo, Juan Carlos, no hagas caso a los palmeros, no hagas caso a los seguidistas, que sabes que este país está lleno de ellos y son uno de nuestros grandes males. Haz caso a lo que te dice tu propio corazón y de nuevo demuestra a toda España que en este partido siempre se anteponen los intereses generales a los individuales.

Juan Carlos, por el bien de Podemos, dimite.

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