Miyuki Hatoyama

Opinión

Miyuki Hatoyama

Miyuki Hatoyama todavía no es muy conocida por estos secarrales ibéricos; de momento le gana una tal Belén Esteban, pero vayan tomando nota del nombre porque todo se andará, mayormente cuando la descubran los de ‘La Noria’. Miyuki, no se ha divorciado cinco veces en sus 66 años ni ha tenido relaciones extraconyugales, al menos que se sepa, con ningún vividorcillo de guardia en las tertulias pánicas del fin de semana. No. En absoluto, se trata de la santa esposa del nuevo primer ministro japonés, Yukio Hatoyama, pero eso sí, de la primera segunda dama japonesa -la primera se da por hecho que es la emperatriz y esa no se apea el kimono- que se mueve en la alta sociedad nipona en jeans desafiando con sus actitudes y afirmaciones teorías más afianzadas hasta ahora que la propia ley de la gravedad. Para empezar, Miyuki asegura, y se queda tan pancha, que desayuna sol, una buena ración de sol masticada lentamente, que le da energía. Y no sólo a ella, porque ante tan buenos resultados como le proporciona el pincho matutino del astro rey -vaya, me ha contagiado la cursilada- también su marido, el primer ministro, ha empezado a imitarla.

Para desayunar, el matrimonio ingiere té con sol y a superar el reto de una nueva jornada desde el poder. Mientras el esposo gobierna, la señora Hatoyama, antigua bailarina y autora de libros de cocina, cuenta que hace un par de décadas fue trasladada a Venus en un ovni, triangular para más señas, y allí se encontró, ¡quien lo diría visto desde abajo!, un lugar paradisíaco, muy verde y al que convendrá tener en cuenta para futuras vacaciones.

Miyuki además tiene proyectos cinematográficos y para ello le gustaría contar como compañero de rodaje con Tom Cruise. No por nada, no vayan a pensar, simplemente porque resulta que Tom era japonés en una anterior reencarnación, y ella coincidió con él entonces. “Ahora me reconocería si le mirara a los ojos y le dijera, ¡cuánto tiempo sin verte, Tom”. Se ve que también en Japón la vida debe de ser complicada.

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