El ‘caso Nóos’ y la mala salud del Rey ponen en jaque a la Monarquía

Especial XXII Aniversario

El ‘caso Nóos’ y la mala salud del Rey ponen en jaque a la Monarquía

Iñaki Urdangarín, duque de Palma

La nueva intervención quirúrgica del Rey ha abierto un debate sobre la salud de don Juan Carlos, y respecto a la necesidad de regular el papel del Príncipe. Además, la recaída del Rey, ha supuesto un jarro de agua fría para los intentos de la Casa Real de contrarrestar el desgaste de la Monarquía por el caso Nóos, que se ha visto potenciado por los nuevos indicios de irregularidades fiscales que acerca más una posible imputación de la infanta Cristina.

El hecho de que La Zarzuela convocara en septiembre la primera rueda de prensa de su historia encendió las alertas y corrió como la pólvora el rumor de la abdicación de don Juan Carlos, cuando en realidad de lo que se iba a informar era de la nueva operación del monarca en septiembre.

La cuestión que está sobre la mesa es que el Príncipe carece de estatuto propio y el Gobierno no ve ninguna necesidad de llenar este vacío legal, aunque a raíz de la delicada salud de su padre -que el próximo 26 de noviembre volverá a entrar en el quirófano- la imagen de la Monarquía haya pasado a ser la de don Felipe, sustituyendo a su padre o, como prefiere la Casa del Rey, representándolo.

Desfile y recepción del 12 de octubre atípicos

Pero la última operación de cadera del Rey tuvo también otra consecuencia importante: que este año, por primera vez, el Príncipe de Asturias presidiera el desfile militar por la Fiesta Nacional con motivo del 12 de octubre debido a la ausencia de don Juan Carlos, todavía convaleciente, lo que provocó cambios notables en el protocolo que fueron especialmente resaltados por los medios de comunicación.

Don Felipe representó a al Rey en la tribuna de autoridades, un hecho sin precedentes desde que se institucionalizó la Fiesta Nacional, en 1987, pero es que además el hecho de que también se ausentara la Reina y que sólo estuvieran los Príncipes de Asturias en la celebración del desfile obligó a realizar diversos cambios protocolarios para ajustar el acto a los honores que la ley establece para el Heredero, diferentes a los que deben rendirse al jefe del Estado.

Por ejemplo, durante la parada militar las banderas que portaron las grandes unidades no respondieron, es decir no se inclinaron, al saludo castrense del Príncipe, ya que sólo lo hacen ante el monarca.

Asimismo, se interpretó una versión más breve del himno nacional de solo 20 segundos, frente a los 54 del Rey y no hubo salvas de ordenanza ni voces de “¡Viva España!” que, siempre se escuchan cuando las diferentes unidades del Ejército pasan por la tribuna.

Otra novedad fue que el Príncipe Felipe dio un pequeño mensaje e hizo un brindis, algo inusual durante la recepción en el Palacio Real con motivo de la Fiesta Nacional, cuando nunca antes en esta recepción había habido discurso oficial por parte del Rey, tan solo conversaciones informales -los llamados corrillos- de los miembros de la Familia Real con la prensa.

Otra consecuencia de la mala salud del Rey es que por primera vez faltó a una Cumbre Iberoamericana en las XXIII ediciones celebradas. En octubre, el Príncipe de Asturias viajó a Panamá y estuvo presente como invitado en la inauguración de la Cumbre y en la cena de gala junto a los jefes de Estado y Gobierno de los países participantes, pero no pudo asistir a las sesiones de trabajo ya que era un encuentro internacional entre Jefes de Estado.

La infanta imputada y desimputada, de momento

El juez del caso Nóos imputó en el mes de abril a la infanta Cristina en la causa abierta contra su marido, Iñaki Urdangarin, y su exsocio, Diego Torres, investigados por un presunto delito de malversación de fondos públicos por entender que había indicios de «cooperación necesaria» de la hija del rey en los delitos que se investigan por consentir supuestamente que su marido usara su parentesco con la Casa Real para sus negocios.

Pero un mes después, en mayo, y a instancias de la Fiscalía Anticorrupción, la Audiencia Provincial de Palma suspendió la imputación de la infanta, aunque dejó la puerta abierta a que se puede volver imputar a la hija del Rey por un delito fiscal.

Desde entonces, el juez ha encontrado nuevos indicios que colocan a la infanta más cerca de su imputación por irregularidades fiscales. Por ejemplo, la delegación de Cataluña de la Agencia Tributaria entregó un informe a Castro en el que se asegura que la infanta pasaba a Aizoon, la empresa que compartía su marido Iñaki Urdangarin, facturas por un importe superior a 6.000 euros anuales por el alquiler de parte de la mansión que tenían en propiedad, una práctica por la se desviaron fondos por un valor de 30.747 euros entre los años 2007 y 2010.
Además, el último informe de la Agencia Tributaria confirma que la hija del Rey gestionó los movimientos de la empresa Aizoon, empresa de la que compartía titularidad al 50 % con su marido Iñaki Urdangarin.

A pesar de ello, el Fiscal general del Estado, Eduardo Torres-Dulce cree que aún no hay elementos nuevos para imputar a la Infanta, aunque garantizó que, si en el futuro, aparecen indicios de delito alguno en la actuación de la infanta -en la investigación del supuesto desvío de fondos públicos al Instituto Nóos- la Fiscalía actuará en consecuencia.

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