Cuarenta plataformas y ONGs claman contra la importación de gas del fracking en EEUU

Fracking

Cuarenta plataformas y ONGs claman contra la importación de gas del fracking en EEUU

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Creen que la compra de gas natural licuado desde EEUU es la mayor amenaza para que la técnica de extracción se fomente en Europa. El primer metanero que llega a España con gas extraído mediante fractura hidráulica (fracking en inglés) en Estados Unidos atracó el viernes en el puerto de Mugardos, en La Coruña. “Este acontecimiento está cargado de simbolismo, en la medida en que representa el pistoletazo de salida a la importación masiva a nuestras costas de gas del otro lado del Atlántico”, denuncia una plataforma que engloba a cuarenta plataformas ciudadanas, partidos políticos y ONG verdes en contra de la extracción y trasvase del combustible fósil.
 
Entidades como Ecologistas en Acción, Equo, CGT, ATTAC, Podemos, BNG o Greenpeace, entre muchas otras, se unen para advertir que “esta senda que iniciamos con la llegada del metanero Sestao Knutsen impedirá a buen seguro el cumplimiento de los ya exiguos e insuficientes objetivos climáticos europeos, y avanza en la dirección opuesta al espíritu del Acuerdo de París”. 

Además, el comunicado conjunto recuerda que el gas se almacenará en la planta de Reganosa, instalación que cuenta “con la oposición vecinal desde el inicio de su tramitación (a menos de 100 metros de las viviendas)”. El colectivo critica que el propio Tribunal Supremo la declaró ilegal en dos sentencias, “aunque el Gobierno en funciones acaba de renovarle los permisos a base de eximirla de la evaluación de impacto ambiental”.

Los firmantes creen que “gracias al empuje brindado por diversos gobiernos, entre ellos el español, en forma de atractivos marcos normativos y fiscales, la amenaza del fracking en Europa sigue vigente”. Y recuerdan que “el fracking ya ha hecho una tímida incursión en nuestro continente”: “En Polonia, fuera del campo de interés de las empresas a día de hoy, se empleó la fractura hidráulica en un puñado de pozos. En Reino Unido el empleo de la técnica en Lancashire parece inminente, después de que el Gobierno haya sorteado la voluntad popular y municipal. En el Estado español hay varios permisos en estado avanzado de tramitación y, aunque el reciente abandono por parte de la empresa BNK de algunos de ellos han supuesto una victoria para el movimiento de oposición al fracking, la amenaza de ver los primeros pozos perforados en nuestro país sigue muy patente”, enumera el comunicado.

Pero a pesar de esos ejemplos aislados, la plataforma ve en las importaciones de gas de fracking estadounidense en forma de gas natural licuado (GNL) “la mayor y más inmimente amenaza de entrada” de esta técnica en Europa. “Al calor de las negociaciones del Acuerdo Trasatlántico de Comercio e Inversión (TTIP) con EEUU, el país norteamericano levantó a finales de 2015 una prohibición establecida desde 1975 a las exportaciones de gas. En febrero de 2016, exportó a Brasil el primer cargamento internacional de gas de lutita en forma de GNL, pero Europa era uno de los destinos claros a futuro de estos cargamentos”.
 
Según los datos que maneja la platforma,la demanda europea de gas viene cayendo en los últimos años. Sin embargo, la Comisión Europea aprobó en febrero el llamado “paquete de invierno”, que para el colectivo supone “una apuesta explícita por el gas”: “En particular, la Estrategia europea para el Gas Natural Licuado y el Almacenamiento de Gas supone un auténtico empuje a la importación de gas natural, con recomendaciones de inversiones milmillonarias en infraestructuras de gasoductos y capacidad de almacenamiento y regasificación. Capacidad en la que el Estado español es puntero en Europa, lo que nos convierte en la más que probable puerta principal de entrada del GNL en el continente en el futuro”, advierten. “Estar hoy contra el fracking en Europa es estar contra la importación de GNL”, apostilla el comunicado.
 
Por otro lado, los firmantes recuerdan que el movimiento antifracking se ha caracterizado por su perfil global, con el lema “Ni aquí ni en ningún sitio”, con lo que se quiere “dejar clara la solidaridad entre territorios pero también un rechazo implícito a continuar la apuesta por el modelo fósil”.  

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