Los sectores críticos con Rajoy presionan para que se celebre un congreso este año

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Los sectores críticos con Rajoy presionan para que se celebre un congreso este año

Las tensiones siguen latentes en el PP, a pesar de que la cercanía de las elecciones y los buenos resultados de las encuestas han forzado una imagen de unidad ficticia. Algunos sectores ya están tomando posiciones ante la posibilidad de que finalmente se celebre un congreso en el partido antes de las generales, un trámite que según los estatutos debe celebrarse este año. Rajoy, sin embargo, quiere evitarlo a toda costa para evitar el amago de motín que se produjo en el anterior, celebrado en 2008 en Valencia.

Todo dependerá de lo que ocurra el 22 de mayo. Una victoria aplastante del PP en las elecciones autonómicas y municipales despejarían el camino a Mariano Rajoy para las elecciones de marzo de 2012. Sin embargo, una victoria moderada en la actual situación de crisis dejaría su liderazgo en un mal lugar. Y no sólo a él, también a quienes le han acompañado en esta nueva andadura que comenzó en 2008, en particular a María Dolores de Cospedal, que no goza de las simpatías de los más veteranos del partido.

Precisamente, la figura de la secretaria general del PP es clave para los planes de los sectores que no perdonan a Rajoy la renovación que impulsó en el partido y su viaje al centro. Si Cospedal gana las elecciones en Castilla-La Mancha y puede formar gobierno, reclamarán la convocatoria de un congreso para apartarla de la secretaría general. Si pierde, exigirán su relevo ante el fracaso electoral. Todo con el objetivo de intentar torpedear el liderazgo de Rajoy en un congreso, como ya hizo el entorno de Esperanza Aguirre en el cónclave de hace tres años.

En aquella ocasión, el PP de Valencia encabezado por Francisco Camps fue clave para mantener a Rajoy al frente del partido. Sin Camps, no hubiera podido resistir los envites de Aguirre y de los sectores más cercanos al ‘aznarismo’. Pero la situación ahora es otra: Camps se sentará casi con total seguridad en el banquillo antes de que termine el año, una situación que le ha restado poder en el seno del partido. No obstante, una nueva victoria por mayoría absoluta del presidente valenciano en las elecciones autonómicas podría revitalizar su imagen.

Por si acaso, Aguirre volvió a dejar claro hace unos días que ella actuó con mucha rapidez cuando el ‘caso Gürtel’ destapó la implicación de cargos públicos de la Comunidad de Madrid en la trama y pidió disculpas a los ciudadanos por estos comportamientos irregulares. Aunque no citó expresamente a Camps ni la derivada del Gürtel en Valencia, lo cierto es que el mensaje de Aguirre fue interpretado como la contraposición de un comportamiento irreprochable frente a la incapacidad de adoptar medidas contundentes para atajar la corrupción por parte del PP valenciano. Es decir, una toma de posición para advertir que Madrid goza ahora de mayor influencia en el partido.

Paralelamente, continúa la amenaza que supone para Rajoy la división en las filas católicas. Una situación que se evidenció hace unos meses en la renovación en la Presidencia de la Asociación Católica de Propagandistas que, tras varios años en manos de Alfredo Dagnino, recayó en un, hasta el momento, desconocido Carlos Romero. Este cambio desembocó en la ruptura de Dagnino con la asociación para escorarse hacia las tesis de ultraderecha del Grupo Intereconomía que preside Julio Ariza y con él, la ruptura de la unidad que existía hasta el momento en el seno de esta asociación. Si esto no fuera bastante para dividir a los católicos, la irrupción del ex banquero multicondenado Mario Conde con la ‘Fundación Civil’ tensó aún más los ánimos.

Y es que, Conde, con esta fundación, trata de impulsar en la sombra, según han asegurado algunas fuentes, un partido para disputar en 2012 al PP el voto católico y conservador. Un objetivo que puede estar dando sus frutos, dividiendo aún más a este electorado. Precisamente, son los votos de este colectivo los que más necesita el líder del PP, Mariano Rajoy, para evitar salir derrotado, por tercera vez consecutiva, en su objetivo de llegar a La Moncloa en las próximas elecciones generales.

Por este motivo, contar con la aprobación del sector católico, el presidente popular ha insistido hace apenas unas semanas en su deseo de modificar la Ley de Interrupción del Embarazo impulsada por Zapatero y volver a la que existía con Felipe González, que era más restrictiva, así como imponer cambios en la norma que rige los matrimonios homosexuales. Unos anuncios que no han sido bien acogidos por las asociaciones antiabortistas, que consideran insuficientes estas medidas.

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