Aznar y Botella ‘humillan’ a Cascos

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Aznar y Botella ‘humillan’ a Cascos

El matrimonio Aznar parece que se ha puesto de acuerdo para ‘humillar’ a Francisco Álvarez Cascos. Mientras que José María Aznar ha ensalzado a la rival del exministro en las elecciones asturianas, Ana Botella ha dejado en entredicho la gestión de este al contratar al exdirector del centro Niemeyer que el propio Cascos cesó.

El PP ha iniciado su particular vendetta contra Cascos. Desde su adiós a las siglas de la gaviota y la creación de Foro Asturias, partido que ahora gobierna el Principado, los populares habían buscado una forma de resarcirse por el abandono del exministro de Fomento. Y parece que han encontrado la forma de hacerlo de la mano del matrimonio Aznar.

El primero en blandir una lanza contra el presidente de Asturias ha sido José María Aznar. En un encuentro celebrado en Miami con españoles residentes en EEUU ensalzó la figura de Mercedes Fernández, pupila del propio Cascos hace años y candidata ahora del PP a las elecciones autonómicas que se celebrarán en la región el 25 de este mes.

Tras asegurar que Fernández es “una mujer muy capaz e inteligente”, el expresidente del Gobierno aseguró que el Principado “necesita estabilidad y nuevos horizontes”, algo que está en manos de la candidata del PP y no en la reelección de Cascos.

Si esto no fuera bastante, Ana Botella ha puesto su granito de arena en esta ‘humillación’. La alcaldesa de Madrid anunciaba el fichaje de Natalio Grueso, exdirector del Centro Niemeyer, institución que cerró el pasado mes de diciembre el propio Cascos. Botella quiere que Grueso gestione, coordine y programe los actos culturales de los centros dependientes del Ayuntamiento de la capital.

Un puesto de gran importancia, ya que Grueso se hará cargo de infraestructuras como el Teatro Español, las Naves del Matadero, el Circo Price, el Centro Cultural Conde Duque, el Teatro Fernán Gómez, la Casa de Vacas o el Palacio de Cristal del Retiro.

Las acciones del matrimonio Aznar suponen un antes y un después en la relación que estos mantenían con su amigo y excompañero de filas en el PP, Francisco Álvarez Cascos. Lejos quedan los días en los que el expresidente del Gobierno destacaba la gestión del ahora líder autonómico al frente de Fomento o la presencia de este último en la boda de la hija mayor de los Aznar.

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