La ruptura entre las Bolsas de Londres y Fráncfort reaviva el apetito europeo de Wall Street

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La ruptura entre las Bolsas de Londres y Fráncfort reaviva el apetito europeo de Wall Street

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El mayor control de las instituciones públicas sobre la Bolsa de Fráncfort hace que los analistas se decanten por Londres como objetivo de alguna plataforma estadounidense. Las últimas desavenencias entre las sociedades rectoras de las Bolsas de Londres y Fráncfort parecen apuntar a que nunca llegará su tan anunciada “fusión entre iguales”. Ante una más que probable ruptura espoleada por elBrexit, las grandes plataformas estadounidenses que tiempo atrás las rondaron vuelven a sonar como parejas de baile.
 
Aunque la operación entre Deutsche Boerse y London Stock Exchange (LSE) no está formalmente desechada, los analistas dan por hecho que será imposible salvarla. Los últimos desencuentros surgidos entre ambas partes y frente a los reguladores europeos han hecho que la especulación en torno a posibles operaciones con terceras partes se haya disparado en las últimas jornadas.
 
Los hay que incluso han sacado ya la calculadora para estimar cuál sería la opción más conveniente para cada una de las partes en caso de contar con varios pretendientes. Y es que, tanto la rectora del parqué londinense como la de la capital financiera de  Alemania han sido objeto de ofertas -o al menos de tanteos- en más de una ocasión por otros jugadores del sector, especialmente estadounidenses con apetito por alcanzar cuotas significativas de negocio a este lado del Atlántico.
 
En las últimas semanas, se apunta hacia combinaciones como Deutsche Boerse con la también británica Nex Group o la de LSE con Euroclear. Sin embargo, son cada vez más los que se decantan por opciones que no pasen por la lupa escrutadora de los burócratas de Bruselas. Al ser la Comisión Europea el organismo que más pegas ha puesto para la integración de Londres y Fráncfort, amén del mayor número de administraciones públicas que han de dictar veredicto ante cualquier movimiento corporativo en torno a la compañía alemana frente a lo que ocurriría en el caso de la británica, las últimas quinielas se decantan por esta última como protagonista de las derivadas que pudieran resultar de su frustrada fusión.
 
Si bien en un comienzo el capítulo de las autorizaciones no se antojaba un gran obstáculo para la operación, el protagonismo que ha ido adquiriendo el ministro de Finanzas del estado alemán de Hesse, Thomas Schaefer, a tenor del tono de sus comentarios, ha vuelto clave este factor, como ha explicado recientemente el británico -todo sea dicho- Financial Times. No obstante, los bancos de inversión de la Europa Continental se decantan cada vez más por el que sea LSE quien se sitúe en el disparadero de posibles ofertas oportunistas que escapen del control de Bruselas una vez que comience a activarse la desconexión que supone el Brexit.
 
Entre estos últimos esta BNP Paribas, cuyos analistas no han dudado en volver a apuntar a Intercontinental Exchange (ICE) como posible comprador. La plataforma radicada en Atlanta conseguiría mejorar sus ganancias por acción en un 12% con una oferta de 36 libras esterlinas por cada acción de la sociedad rectora de la Bolsa de Londres, una cuota que supondría una prima del 17% sobre el cierre de cotización de LSE este mismo viernes que a buen recaudo conseguiría el sí de muchos inversores oportunistas que habían tomado posiciones en la británica a la espera de la lluvia de millones ahora desecada de Deutsche Boerse.
 
Hace ahora exactamente un año, la misma ICE hacia la que ahora apuntan los expertos saltó al ruedo sin cifras sobre la mesa, pero a la espera de poder mejorar las condiciones del preacuerdo que solo unos días antes habían presentado la británica y su homóloga alemana. Entonces se explico que, a diferencia de lo ocurrido entre estas, la estadounidense no había trabado aún contacto alguno con los responsables de Londres, pero que sí tenían interés en hacerse con su control.
 
El antiguo mercado de futuros con sede en la capital del Estado de Georgia es ahora uno de los gestores de mercados más significativos del mundo tanto por volumen como por presencia internacional. Una de sus últimas adquisiciones fue de hecho, al segundo intento, la antigua gestora del parqué neoyorquino, NYSE Euronext. Muy poco después fue Bloomberg la que alimentó la especulación al señalar a Chicago Mercantil Exchange (CME) como otra posible interesada en lanzar su propia oferta para evitar la concentración entre dos de las principales plataformas europeas de contratación bursátil. Ahora, vuelve a sonar, aunque con menos fuerza y múltiplos menos atractivos.

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