Los antiguos accionistas de Pescanova vuelven a plantarse frente a los bancos acreedores

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Los antiguos accionistas de Pescanova vuelven a plantarse frente a los bancos acreedores

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Frente a la propuesta de las entidades financieras, los históricos de Pescanova proponen ampliación de vencimientos y transformar créditos concursales en participativos. La brecha abierta entre los antiguos accionistas de Pescanova y los acreedores bancarios de la gallega vuelve a sangrar. Los primeros se han alzado contra la propuesta de los segundos para volver a ampliar capital y, de paso, reforzar su peso dominante en el accionariado de la refundada sociedad pesquera.
 
En el orden del día de la junta de accionistas que ha sido convocada para el próximo 20 de septiembre, los administradores de Pescanova proponen votar en contra de la iniciativa de sus homólogos en Nueva Pescanova. Esta consiste en reforzar la compañía con fondos propios vía ampliación de capital por conversión de deudas. Un extremo al que los inversores históricos se oponen porque les supondría una nueva dilución.
 
A pesar de que hoy por hoy ya han quedado relegados a un 20% del capital social de Nueva Pescanova, este porcentaje les es más que suficiente para incluir puntos del día adicionales en la junta de accionistas de la nueva sociedad cabecera del grupo. En su lugar, promoverán la transformación de algunos créditos concursales en participativos, que a efectos contables computan como capital propio. Defienden que esta práctica ya se ha llevado a cabo por 46,7 millones de euros.
 
En el hecho relevante remitido a la Comisión Nacional del Mercado de Valores (CNMV) se explica que “esta modalidad de refuerzo de fondos propios evita la dilución inmediata de los accionistas actuales de Nueva Pescanova y es menos onerosa para los acreedores concursales que la capitalización de sus créditos”. En este sentido, se añade que con dar una prórroga al crédito participativo actual que tiene previsto su vencimento para abril de 2017 se ganaría en mucha solvencia para la compañía de manera que “a medida que el grupo vaya generando beneficios” se hiciera posible el no tener que extender líneas de amortización.
 
La determinación de los administradores de Pescanova es tan firme que advierten contar con fundamentos legales para poder impugnar judicialmente cualquier acuerdo que se tome hacia la conversión de créditos en acciones. Asimismo, se contempla ya la posible adopción de medidas legales en contra de quienes promoviesen esta solución que reduciría aún más el peso de los antiguos accionistas.
 
Además de esta iniciativa para fijar una postura común de cara a la junta de Nueva Pescanova, se votará también la ampliación del consejo de administración de cuatro a siete miembros tras la incorporación de Carlos Federico Sanz, César Real y Leopoldo Fernández Zugazabeitia. Todos ellos han sido designados para un plazo de cuatro años.
 
En un aspecto ya más puramente financiero se prevé luz verde para la compensación de los resultados negativos de ejercicios anteriores de la sociedad con la aportación de 73,62 millones de euros procedentes de su ejercicio anterior, cuyo culmen tuvo lugar el pasado 30 de noviembre.
 
Mientras tanto, los viejos accionistas siguen con su inversión congelada cerca de tres años desde que se destapó el amaño contable de la gallega. Hoy por hoy, la antigua cabecera de la sociedad gallega insignia de Pontevedra ha quedado como una mera tenedora de acciones por el 20% de la nueva matriz, y es por eso que se requiere del consenso de los inversores históricos para plantear posturas formales en la junta de la sociedad que ya controlan en un 80% las antiguas entidades acreedoras.

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