Ventas. Facturación. Ingresos. Eso es lo único que buscan en estos días los inversores estadounidenses a la hora de elegir compañías en las que poner el dinero. Los beneficios, que siempre pueden mejorarse con artificios contables, han perdido peso en las preferencias de los analistas.
Los datos lo demuestran y los analistas de Bank of America Merrill Lynch lo han contado en un informe. Según ellos, por primera vez desde 2009, las empresas del S&P 500 que presentan mejores cifras de ventas superan en revalorización media a las que registran mayores aumentos del beneficio por acción.
Los recortes de costes ya no venden. Tienen un tope y, según la valoración de los gestores, está a punto de tocarse ese límite que marca la invención imposible: la sociedad de consumo sin consumidores. Ahora vuelve a ser el momento de mostrar capacidad de crecimiento. De inversión. De gasto.
Y de creación de empleo. Aunque haya que renunciar a márgenes para apostar por el futuro. El cambio de rumbo, la posibilidad de que el entorno macro vuelva a ponerse complicado da aún más valor a quienes todavía son capaces de vender. Y mejor si lo hacen sin recortar precios.
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