En abril, casi todos los gestores de fondos vendían deuda de los países de la periferia europea, con alguna excepción claro. Por ejemplo, la del gestor de Prundential Global Robert Tipp que apostó por los bonos de España, Irlanda y Portugal con la certeza de que al final al BCE no le quedaría más remedio que comprarlos a medio plazo. Ahora es la nueva celebridad de Wall Street.
Para Tipp era obvio que la UE no iba a poder permitirse otra Grecia, circunstancia que se combinaba con lo asequible que empezaba a resultar adquirir estos ‘bonos malditos’ en el mercado secundario en plena oleada vendedora.
Al final, la noticia se confirmó, el BCE comprará deuda a corto plazo, en volúmenes ilimitados de cualquier país que solicité el rescate. Y con independencia del calendario en el que la operación se plantee, de repente este papel ha vuelto a subir de precio. Lo mismo que las ganancias de Tipp.
Según las cuenta de ‘The Deal’, un blog especializado de ‘The New York Times’ , Tipp ha conseguido más de un 32% de rentabilidad con su apuesta ganadora. Eso sí, necesitó mucho coraje para nadar contracorriente durante un semestre completo y aguantar el pulso.







