Éramos pocos… El BCE subió ayer los tipos de interés al

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Éramos pocos… El BCE subió ayer los tipos de interés al

Éramos pocos… El BCE subió ayer los tipos de interés al 1,25%, un cuartillo que dicen los entendidos, lo que complica la recuperación de los países periféricos europeos, entre ellos España, una medida que no por esperada deja de ser controvertida. Además, para más inri el presidente de la institución,Jean-Claude Trichet, dejó entrever que habrá nuevas subidas a medio plazo.

Hay división de opiniones, no sobre lo mal que nos viene, que en eso están todos los diarios de acuerdo, sino en si es o no una medida adecuada. El Mundo, por ejemplo, cree que el argumento de Trichet está bien traído ya que “la misión del BCE es controlar los precios en Europa y está claro que éstos se están desbocando” y que si la decisión llega en un mal momento para España es por culpa nuestra y da la razón al presidente del BCE que dijo ayer que “España debería preocuparse más por reformar en serio el mercado laboral que por esta subida de tipos”. O sea que ajo y agua, y con el beneplácito de Pedrojota.

El País es otro cantar. El de Prisa ya había manifestado su opinión en contra de este encarecimiento del precio del dinero cuando el señor Trichet dio el primer aviso y ahora que la tragedia se ha consumado critica que se ponga fin a una política monetaria coherente con una situación recesiva en varios países de la eurozona con una medida “inoportuna” sólo porque Francia y Alemania crecen. “El encarecimiento del dinero drenará rentas necesarias para estimular el consumo y puede elevar la morosidad de la banca”, -según El País- pero eso, digo yo, parece importarle un pito.

Seguimos con Europa, ya que el otro asunto de los editoriales es la que se ha montado por que los eurodiputados no quieren apretarse el cinturón como los demás mortales y se nieguen a congelarse los sueldos y a viajar en clase turista. Abc les advierte que luego los ciudadanos opinan lo que opinan en las encuestas; El Mundo les insta a ponerse las pilas para que “su divorcio con la ciudadanía” no se agrande y El País les culpa del desprestigio del europeísmo.

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