La ventaja de 6,3 puntos que la última encuesta del CIS da al PP respecto al PSOE es una de las noticias de la jornada, aunque con notables diferencias de tratamiento, ya que mientras El Mundo, Abc y La Razón la colocan como la principal de sus portadas y editorializan al respecto, El País y Público la relegan a una columnita de nada. Y es que la prensa conservadora rezuma euforia. Abc titula: “El PP cuadriplica la ventaja sobre el PSOE en solo tres meses”; La Razón: “el PP logra su mayor ventaja sobre el PSOE en seis años”, aunque el que va más allá es El Mundo que abre edición con “el CIS sitúa al PP en el nivel electoral del fin del felipismo”.
A pesar de ello, el diario de Pedrojota echa un jarro de agua fría al Partido Popular ya que considera que decir, como hizo Ana Mato, que ha quedado certificado el clamor por el cambio “es ir demasiado lejos”. Para El Mundo “la goleada de los populares se debe, principalmente, a los tantos que los socialistas encajan en propia puerta, es decir más a deméritos del PSOE -que pierde 3,1 puntos desde el anterior sondeo del CIS- que a los aciertos propios -el PP sube sólo 1,7-. Además, el rotativo de Unidad Editorial restriega a Rajoy que todavía está por detrás de un suspendido Zapatero, que crece la desconfianza hacia él en la calle y que hasta un 84,6% duda de su capacidad, por lo que concluye “que queda claro que los populares no se pueden dormir en los laureles”.
El otro asunto de las portadas, con permiso de Michelle Obama, continúa siendo la amenaza de huelga de controladores aéreos, concretamente el perjuicio que causa el hecho de que no hayan concretado una fecha, lo que critican especialmente El Mundo y El País. Este último, recuerda a dicho colectivo que una huelga en agosto y en plena crisis económica sería un hecho muy grave y les recuerda “la antipatía social sin parangón” que se han ganado por su abuso de poder y por la “fuerte capacidad de intimidación” sobre los administradores públicos que tienen. Por ello les da un último aviso: “Mantener el pulso contra una opinión pública ya muy irritada sería el mayor error que los controladores podrían cometer”.
