“Más daño del que esperábamos”

Cuba

“Más daño del que esperábamos”

Ahí está desafiante el 16 de noviembre en que comenzarán a abrirse, con pausas y también algo de prisas, las fronteras para la entrada de turistas y visitantes.

Electricidad Cuba

El doctor Francisco Durán, entiéndase el Ministerio de Salud Pública cubano, acaba de perder un pulso contra la pandemia de Covid-19. Luego de pronosticar que septiembre sería “decisivo” y que agosto había sido el peor de todos, este en curso apunta a ser más fatídico todavía. “Más daño del que esperábamos”, ha dicho.

Por tanto, la moraleja está más que clara: no aventurarnos en pronósticos tranquilizantes y, como el cura desde el púlpito, anunciar en voz baja que vendrán mejores momentos sin precisar fechas.

Este noveno mes del año ha comenzado con cifras superiores más dramáticas que en cualquier período de duro enfrentamiento al virus. De momento, 996 muertes, a razón de 84 defunciones por día (agosto con 80 cada 24 horas), y con ello también otros indicadores para nada alentadores salvo los efectos de un acelerado proceso de inmunización que no podrá alcanzar en breve tiempo los efectos positivos esperados en la creación de anticuerpos.

Quizás en esto último esté centrada la aseveración del doctor Durán, portavoz del ministerio, en que culminado el mes con un 70% de la población vacunada, descenderán los trágicos números. Por ello, aquello de lo “decisivo”, pero la realidad ha sido otra y ahí están las estadísticas, públicas y diarias.

Y en el caso de las defunciones, pues pueden ser multiplicadas en razón de la caprichosa contabilidad que se aplica y que debe ser explicada ante la opinión pública nacional si se pretende mantener la credibilidad de la información oficial.

Cuba, de acuerdo a los especialistas, es el único país del mundo donde se inmuniza en edades pediátricas.

Si de fechas se trata, ahí está desafiante el 16 de noviembre en que comenzarán a abrirse, con pausas y también algo de prisas, las fronteras para la entrada de turistas y visitantes. Una arriesgada, pero necesaria decisión político-epidemiológica con elevadas salpicaduras económicas.

Esperemos que para esos días se tenga claro quién controla la situación. Si las autoridades sanitarias o el maldito virus que campea por cada rincón de la isla.

Más información