El proceso de nacionalización de empresas gasísticas contrasta con la necesidad de exportar

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El proceso de nacionalización de empresas gasísticas contrasta con la necesidad de exportar

El Gobierno de Evo Morales, acosado por las críticas del empresariado boliviano a causa de la pérdida del ATPDEA, ha centrado sus miras en la explotación de gas. Bolivia, el Estado que, según las estimaciones de organismos internacionales, más crecerá en Latinoamérica en 2009, tiene en sus materias primas el principal motor de su economía. De ahí que tanto el gas como el petróleo estén en la agenda de nacionalizaciones del país.

Desde el Ministerio de Hidrocarburos y Energía de Bolivia aseguraron a Americaeconomica.com que el Gobierno de Evo Morales comenzará a negociar la nacionalización de tres eléctricas controladas por capitales extranjeros, que fueron privatizadas en 1990 y que en la actualidad generan el 60% de la oferta eléctrica del mercado boliviano.

Las empresas en cuestión son Corani, que pertenece a la francesa GDF Suez, Guaracachi, de la británica Rurelec PLC; y Valle Hermoso, gestionada por el grupo internacional Bolivian Generation Group. Desde el Ministerio aseguraron a este diario que una vez se supere la etapa de valorización, el Estado iniciará la etapa de negociación final y cierre de acuerdos, cumpliendo con los mandatos de la nueva Constitución boliviana.

En cada una de las tres generadoras que fueron privatizadas, el 50% de acciones más el control administrativo están en manos de socios privados, en tanto que poco menos de la mitad restante está en manos de dos fondos privados de pensiones, en representación de los ciudadanos bolivianos.

Para dar salida al gas como producto exportable, el Gobierno de Bolivia está convencido de que el país aumentará sus ventas de gas a Brasil para garantizar un crecimiento económico del 4% a finales de año, una de las más altas de la región. El ministro de Hacienda, Luis Arce, aseguró en medios locales que Brasil necesitará más gas durante el verano para la refrigeración en las ciudades y, por lo tanto, del gas natural que importa de Bolivia.

La semana pasada Brasil anunció que reduciría de nuevo la cantidad de gas natural que compra a Bolivia. Pasando de los 25 millones de metros cúbicos diarios que compraba a 21 millones. Esta no era la primera vez que Brasil ha reducido sus compras de gas boliviano, el año pasado ya dejó de comprar unos 6,5 millones de metros cúbicos.

El contrato entre Brasil y Bolivia, que termina en 2019, obliga a Brasil a pagar penalizaciones a Bolivia si compra menos de 20 millones de metros cúbicos de gas. La caída de las ventas de gas a Brasil ha llevado a Bolivia a aumentar la cantidad que exporta a Argentina, aumentando la exportación a siete millones de metros cúbicos diarios, que es la cantidad máxima que permite enviar el gaseoducto.

El ministro de Hacienda, Luis Acre, está convencido de que las exportaciones aumentarán en verano, pero considera de vital importancia mejorar la producción de hidrocarburos del país.

Según informó el Instituto Nacional de Estadística (INE), en el primer trimestre del año la economía boliviana creció un 2,1%. La noticia sería positiva si no fuera porque el sector de los hidrocarburos, que impulsa el desarrollo del país, ha registrado una caída del 20%.

Evo Morales comenzó el llamado socialismo comunitario con la nacionalización de la industria de hidrocarburos. Entre los cambios realizados por el presidente se encuentra un mayor control sobre la minería, estrictos controles sobre las exportaciones agroindustriales y una distribución de tierras a favor de los indígenas, algo que, entre la clase empresarial del país, no se comprende del todo bien.

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