Las rencillas entre estados miembros marcan la Cumbre de Asunción

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Las rencillas entre estados miembros marcan la Cumbre de Asunción

Las críticas al Mercosur por su escasa repercusión en las economías de los estados miembros, por la carestía de su mantenimiento y por su capacidad de acrecentarse sin mostrar síntomas de recuperación, se han convertido en un soniquete continuo que rodea a la organización. Con 18 años recién cumplidos, pocos dudan de que la cumbre que se celebra estos días, dará nuevos argumentos a sus detractores.

En esta ocasión las críticas arrecian ante todo del lado paraguayo, Estado que se siente poco valorado, maltratado e incluso humillado por la organización. Lo cierto es que el país que abandonará la presidencia pro tempore en favor de Uruguay, el otro Estado desde el que se han escuchado voces contrarias o dubitativas en torno a la utilidad del Mercosur, constituye uno de los frenos en lo que a operatividad se refiere.

El viceministro de Relaciones Económicas e Integración de Paraguay, Oscar Rodríguez, trasladó recientemente a Reuters su decepción por la falta de medidas conjuntas para mitigar los efectos de la crisis económica global. Rodríguez afirmó que es uno de los motivos de los malos resultados que han obtenido los Estados del Mercosur. Por el contrario, Paraguay se ha convertido también en el mayor freno para la anulación del doble arancel.

Tal vez sea una cuestión de tamaño. Brasil y Argentina son considerados los dos socios de mayor entidad del bloque debido a la desproporcionalidad de sus economías con respecto a las de Paraguay y Uruguay. Pese ha ello, los dos Estados más pequeños parecen coincidir en las asimetrías estructurales, debidas a la diferencia de tamaño, serían salvables si fuesen aplicadas políticas económicas consensuadas.

Brasil es, además de uno de los motores económicos de toda América Latina, el principal impulsor del Mercosur. Con una población aproximada de 190 millones de personas, registró una subida del PIB del 5,5% para situarse en 1,25 billones de dólares. Argentina, por su parte, con una población de 40 millones de habitantes, pasó en 2008 de 560.000 millones de dólares de PIB. Son, sin duda, los dos principales socios del Mercosur.

Uruguay, con una población inferior a Paraguay (3,4 millones de habitantes), tiene, sin embargo, una economía mayor que su vecino del norte. El PIB uruguayo alcanzó en 2008 un crecimiento del 8,9% y se situó en 32.200 millones de dólares. Finalmente, Paraguay, con una población que llega escasamente a los siete millones de habitantes, obtuvo un crecimiento de su PIB en 2008 del 5,5%, lo que lo situó en 26.200 millones de dólares.

Las diferencias son, como se puede ver, abrumadoras. De ahí que Brasil mantenga una actitud con respecto a los dos Estados más pequeños una actitud que puede considerarse prepotente. Ha dejado de comprar leche uruguaya y caucho recauchutado de ambos Estados, lo que, desde su posición de primer socio comercial de las dos economías más pequeñas del Mercosur, deviene en la práctica paralización de la producción de ambos productos.

Por el contrario, los conflictos mercantiles no son exclusivos de Uruguay y Paraguay. Industriales brasileños solicitaron en el día de ayer al Gobierno de Lula da Silva que denuncie ante la OMC las supuestas prácticas proteccionistas que estaría implementando Argentina para con los productos brasileños. Los roces, como se puede ver, son moneda de cambio común.

Los avances en la integración sobre la base económica, se ve frenada por los reproches mutuos. El debate sobre la supresión del doble Arancel Externo Común (AEC), que grava doblemente aquellos productos que los países miembros compran a otros Estados con el fin de revenderlos dentro del Mercosur, quedará postergado nuevamente ante las dudas de Paraguay, que teme que la implementación de dicha supresión provoque efectos negativos sobre su poco productiva economía.

A nivel institucional, parece que la propuesta de constituir un Tribunal Superior de Justicia del Mercosur, propuesto por Parlasur (Parlamento de la Organización), quedará paralizada. Las reticencias provienen en esta ocasión de Uruguay, que ha asegurado que su puesta en marcha chocaría de manera inevitable con su Constitución, por lo que no aceptará la propuesta.

Sin embargo, todo parece indicar que, en respuesta a la propuesta de Brasil de abandonar el dólar en favor de las monedas locales en el pago de los intercambios comerciales, los Estados miembros de pleno derecho, Argentina, Brasil, Uruguay y Paraguay, terminarán por aceptarla. Hay que reseñar que este método ya es utilizado entre Argentina y Brasil y que no ha tenido demasiado seguimiento por parte del empresariado.

Si es cierto que el Mercosur, como se asegura desde Paraguay o afirma el ex presidente uruguayo Luis Alberto Lacalle, tiene patologías de difícil curación, poco o nada cambiará en el futuro. En cambio, si resulta que el Mercosur es una entidad que continúa en proceso de formación como apuntó el presidente brasileño Lula da Silva, está teniendo una adolescencia difícil.

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