La actitud de Obama hacia Honduras puede leerse en las acciones de los think tank demócratas

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La actitud de Obama hacia Honduras puede leerse en las acciones de los think tank demócratas

Aunque las críticas ha EEUU por su participación en la resolución del conflicto de Honduras han sido habituales desde el polo más izquierdista de los presidentes latinoamericanos, lo cierto es que el Gobierno de Obama ha asumido, sin demasiada publicidad, el mando de la resolución de la crisis. Las acciones que han llevado a cabo, son un buen ejemplo de la capacidad que algunos think tank tienen sobre su politica en Latinoamerica.

Las amenazas de Hillary Clinton a Micheletti, la promoción de un acuerdo con la intermediación del presidente costarricense o las últimas declaraciones de Zelaya en las que asegura que Washington no ha participado del golpe de Estado, son muestras de que la política internacional del gobierno estadounidense ha cambiado en relación a su antecesor George W. Bush.

Manuel Zelaya, presidente legítimo de Honduras viaja en estos instantes en su todoterreno por una indeterminada carretera de Nicaragua con la intención de entrar a Honduras por un indeterminado punto de la frontera. Cuando la comunidad internacional se mantiene expectante ante el inminente retorno de Zelaya a Honduras, parecen haber quedado atrás los esfuerzos por llegar a un acuerdo consensuado que desbloqueara el conflicto.

Por el contrario, aunque todo hacia indicar, como así a sucedido, que las posturas de los dos bandos eran irreconciliables y demasiado estáticas para ser flexibilizadas, el proceso de negociación que se ha llevado a cabo en Costa Rica con la ayuda del presidente Arias, ha constituido un nuevo ejemplo en el cambio de política de la administración estadounidense de Obama. Mucho más conciliadora que la de su predecesor, pocas son las voces que reprochen parcelas de dicha participación.

Es posible que, como proponían varios líderes latinoamericanos como Correa, Hugo Chávez o Evo Morales, EEUU tendría que haber participado más activamente en la decisión unánime de la sociedad internacional, retornar a su puesto presidencial a Zelaya. En cambio, las declaraciones del presidente de facto hondureño, Roberto Micheletti, clarificaron la verdadera situación de su gobierno. “Estamos solos. Hasta los Estados amigos nos han abandonado”.

Y es que, según ha trascendido, la secretaria de Estado de EEUU, Hillary Clinton, habría llamado a Micheletti para emitir serias amenazas de ampliar el bloqueo económico y suspender por completo las ayudas. Esta llamada no proponía nada descabellado. La visita a EEUU de un grupo de adeptos al retorno de Zelaya a invitación de think tank Center for Democracy in the Americas puede aclarar las cosas.

Los modos de hacer de Center for Democracy in the Americas son, según todos los indicios, un reflejo más o menos fiel de los que la administración Obama muestra en su trato con los Estados latinoamericanos. Las visitas constantes de sus miembros a estos países no parecen baldíos. La presencia y promoción, por parte del think tank, de grupos hondureños de apoyo a Zelaya tampoco.

¿Qué pedían estos grupos de apoyo a Zelaya? Muy sencillo, que se restableciera a Zelaya a su cargo y que, de no ser así, se cancelara cualquier actividad económica entre EEUU y Honduras amén de las ayudas económicas al país centroamericano. Pocos dudan de que la llave de la solución del conflicto debe salir de EEUU, algo que desde las filas zelayistas, lejos despreciarlo, lo están promoviendo.

De ahí que Zelaya, antes de comenzar su retorno a la tierra prometida al volante de un todoterreno por una indeterminada carretera de Nicaragua con la intención de entrar a Honduras por un indeterminado punto de la frontera, haya realizado una declaración que no gustará en las filas de sus antiguos correligionarios internacionales de izquierda (Chávez, Castro, Correa y Morales). «El gobierno de Barack Obama ha apoyado la democracia y ha condenado fuertemente este golpe de Estado.”

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