En una entrevista para la cadena PBS, Obama señaló que “uno tiene la sensación de que esa gente de Wall Street no ha sentido ningún remordimiento por haber asumido todos esos riesgos”. “No se advierte que se haya producido un cambio de cultura y conducta como consecuencia de lo que ha ocurrido.
Es por eso que las reformas regulatorias que hemos propuesto son tan importantes”, indicó. Obama ha presentado su propuesta de reforma del actual sistema financiero que pasa por otorgar más instrumentos al Gobierno para controlar o incluso liquidar grandes empresas que puedan poner en peligro la economía del país en caso de una bancarrota y por dar mayor poder a la Reserva Federal (Fed) para evitar en el futuro nuevas crisis como la actual.
La semana pasada, los principales bancos estadounidenses publicaron sus resultados trimestrales y aportaron al mercado unas cifras que, en todos los casos, se situaban muy por encima de las previsiones que manejaban los analistas.
Los inesperados éxitos se producen, además, sin que la mayoría de entidades que recibieron las ayudas públicas para el salvamento del sistema financiero las hayan devuelto aún. La excepción más llamativa de esta regla la constituye Goldman Sachs, el banco de negocios que menos ha variado su perfil por culpa de la crisis y que mantiene en sus operaciones un cierto gusto por los ‘riesgos locos’ que causaron el virtual desplome de la economía.
Quizás gracias a esto, la entidad ha obtenido en los últimos tres meses unos beneficios de 3.440 millones de dólares, un 64% más que en el mismo período del año anterior y un 90% más que en los tres meses inmediatamente anteriores, gracias a la intermediación bursátil y a la colocación de emisiones de deuda.
“Creo que nos alejamos del abismo. Creo que apagamos el incendio”, afirmó Barack Obama en declaraciones a la cadena pública PBS, quien defendió de este modo la política económica en el curso de sus seis primeros meses en el cargo como presidente de EEUU.
