La salida de la crisis política de Honduras está en las manos de los empresarios

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La salida de la crisis política de Honduras está en las manos de los empresarios

Esta es la presentación reducida de lo que ocurre en Honduras. Por el contrario, los detalles aclaran, con la facilidad que estos tienen para ilustrar el escenario interno del país, la desesperada situación que la población de las clases más desfavorecidas, un 60% de la sociedad, vive y vivirá en los próximos meses. A diferencia de estos, los grandes empresarios, que están en gran medida en el origen del conflicto, mantienen por el momento la tranquilidad.

Algunos de estos detalles vienen refrendados por los datos negativos que ha ido arrojando la economía durante los últimos días. Es difícil que el café, el principal producto de exportación y de ingresos para Honduras, se resienta. La recogida del café finaliza en diciembre, por lo que la recogida se llevó a cabo hace tiempo y la producción, o se ha vendido ya en su totalidad o resta poco que vender. El caso del banano, segundo producto principal de Honduras, es el mismo.

Por el contrario, el tercer sector que más ingresos genera para la economía hondureña, el turismo, es el reflejo de la situación interna del país. El pasado miércoles, el Ministerio de Asuntos Exteriores y Cooperación español incluyó a Honduras en su lista negra de países a los que se desaconseja viajar. En cualquier caso, esto no era necesario. La recesión de ingresos que sufrirá el importante sector turístico de Honduras puede verse ya en el alarmante 20% de ocupación hotelera que constató la Cámara de Turismo de Honduras en unas fechas tan señaladas.

En el mismo ámbito y con síntomas similares, Javier Díaz, delegado en Tegucigalpa de la Fundación Para el Desarrollo Integral Mentes en Acción, constataba un descenso del 50% del consumo en restaurantes. Si, como afirmaba Nelson Ávila, asesor financiero del presidente Manuel Zelaya, Honduras ha perdido ya en lo que va de crisis política unos 180 millones de euros, y si tenemos en cuenta que a mediados de mayo se estimaban en 180.000 los puestos de trabajo perdidos por la crisis económica, podemos imaginar cuál será el sentimiento de ese 60% de pobres cuando termine la crisis.

Pero, lo que son especulaciones de futuro, se quedan pequeñas ante lo que está ocurriendo dentro del país. En el día de ayer, los seguidores de Manuel Zelaya ocupaban por la fuerza las principales carreteras del país. Su insistente grito desde que dio comienzo la crisis institucional, el 28 de junio, con la expulsión del presidente, sigue reclamando lo mismo, el retorno a su puesto de Zelaya.

Del otro lado, del lado de aquellos que consideran que Zelaya ya es pasado en la política hondureña, poco o nada se sabe excepto las repetidas apariciones de Micheletti. Javier Díaz expresaba con preocupación algunas claves para entender esto. “Los seguidores de Micheletti no salen a la calle por miedo a ser tiroteados. Los grupos de apoyo a Zelaya están armados. Se ven armas por todas partes.”

Mientras tanto, los grandes empresarios, comentaba Javier Díaz, están enviando a sus hijos al extranjero. Ese empresariado que ha ido copando los altos cargos de los principales partidos políticos del país, que controla los medios de comunicación y que se ha adherido, con contadas excepciones, al gobierno de facto de Roberto Micheletti, está en el origen del problema y, por lo que parece, en la fuente de la solución.

Otras maneras de vivir. Que las clases más desfavorecidas sufrirán los excesos de sus mandatarios en forma de hambre, de miedo o de muerte si la situación se complica, parece evidente. Por el contrario, son las grandes fortunas del país, las mismas que también pierden dinero pero que ni sufrirán hambre, miedo o muerte, las que decidirán, según el dinero que vayan perdiendo, el momento en el que se debe dar por terminado el asunto.

Hasta ese momento, parece que las economías más solventes pueden aguantar el tirón. En cambio, tanto si Zelaya retorna como si se adelantan las elecciones, todo parece indicar que la presión internacional, el bloqueo económico, la pérdida de ayudas internacionales, tendrán en esta ocasión su incidencia en el conflicto. No en vano, quien a generado el problema lo ha hecho por dinero, por lo que si el dinero deja de fluir, no tiene sentido continuar con el proyecto.

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