Honduras enfrenta la crisis institucional sin presupuestos para 2009

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Honduras enfrenta la crisis institucional sin presupuestos para 2009

Gabriela Núñez, la recién elegida ministra de Finanzas de Honduras, ha marcado la presentación del los presupuestos del Estado para 2009 como su prioridad. Con un evidente retraso y a 6 meses de la fecha fijada para las elecciones, la ministra no podrá contar con los ingresos que las diferentes ONG, los créditos de organismo internacionales y Estados y la inversión extranjera, la base de los ingresos de Honduras.

Desde que Gabriela Núñez asumiera su puesto de ministra de Finanzas el pasado domingo, los golpes a los ingresos del Estado hondureño han sido reiterados. Faltan escasamente 6 meses para las elecciones presidenciales que podrían sacar al país de su actual situación y aun no se han aprobado los Presupuestos para el 2009. La labor de Núñez, en un país que depende de las amplias ayudas y prestamos internacionales, será complicada de finalizar.

Tras el golpe de Estado del pasado domingo en Honduras, el presidente legítimo, Manuel Zelaya, ha realizado una intensa gira por los más importantes foros internacionales. Recibido en el seno del SICA, de la OEA, de la Asamblea de la ONU, apoyado por los presidentes de los países de medio mundo y respaldado por las entidades de patrocinio de la democracia, su gira ha tenido unos resultaos inesperados para la ministra.

A lo largo de esta semana, los organismos más importantes de crédito a nivel mundial, el Fondo Monetario Internacional y, sobre todo, el Banco Mundial, han confirmado que bloqueaban cualquier relación con el gobierno interino de Honduras. El primer resultado de este enfriamiento de relaciones ha sido la congelación de un crédito de 190 millones de euros que el BM iba a transferir al país a través de su fondo para los Estados más empobrecidos.

El Banco Interamericano de Desarrollo, en la misma línea que las dos entidades anteriores, ha puesto como condición, para retomar las relaciones, el retorno del presidente legítimo, Zelaya. Esto deja en una muy mala situación al país centroamericano, que depende de dinero externo para sobrevivir y que ve como todas las fuentes de posibles ingresos han quedado bloqueadas.

Pero las noticias negativas para Núñez han seguido sucediéndose. Esta semana, la calificadora Standard&Poor’s estableció una perspectiva negativa para la calificación que otorga a la deuda de Honduras. S&P alega la incertidumbre política, el contexto de la economía internacional y la debilidad de la “capacidad del Gobierno para ajustar sus políticas monetarias y fiscales en el momento oportuno con la intención de mantener la liquidez externa y el acceso a los mercados».

Ha esto hay que sumarle la decisión de varias ONG de paralizar sus proyectos dentro del país hasta que el presidente Zelaya haya retornado, la suspensión de varios proyectos de la UE en el país, la paralización del petróleo que llegaba de Venezuela, los paros sindicales continuados o el bloqueo por 48 horas de los puertos latinoamericanos a las exportaciones de productos hondureños.

En este momento, el Gobierno interino de Honduras tiene frente a sí dos contextos posibles. El primero de ellos podría resolverse la semana entrante. Si Zelaya viaja, como ha prometido, al país acompañado de los 9 presidentes de Parlamentos latinoamericanos que han confirmado tal acción, las consecuencias pueden ser insospechadas.

Por el contrario, podría ocurrir que tal viaje nunca llegase a producirse, lo que dejaría al gobierno interino la puerta abierta para adelantar las elecciones y, entonces sí, nombrar un gobierno que podría considerarse legítimo. Esto desbloquearía inmediatamente el crédito internacional, las ONGs volverían al trabajo o podrían llevarse a cabo las negociaciones con la UE para un nuevo TLC. Honduras volvería a funcionar. En cambio, debe hacerse con la mayor prontitud.

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