La banca sigue sin vender tres cuartas partes del ladrillo que acumuló durante la crisis

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La banca sigue sin vender tres cuartas partes del ladrillo que acumuló durante la crisis

Los bancos cuentan todavía con 58.000 millones en activos inmobiliarios adjudicados, frente a los 80.000 millones que tenían en 2013.

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Con el estallido de la burbuja inmobiliaria, los bancos tuvieron que adjudicarse miles de inmuebles, especialmente pisos y viviendas, lastrando su balance y dañando su capacidad de dar crédito. Pasada una década, el problema sigue más que vigente sin que las entidades parezcan haberse dado excesiva prisa por desprenderse de este ladrillo.

Los bancos españoles acumulan en sus balances activos inmobiliarios por un valor de 58.000 millones de euros, de acuerdo con el último informe anual del Banco de España, que pone de relieve que las entidades han tenido bastante menos prisa en eliminar el lastre del ladrillo que en reducir la morosidad.

“Tras el estallido de la crisis, se produjo un repunte muy acusado de la morosidad de la cartera crediticia de las entidades de depósito españolas”, señala la institución que dirige Luis María Linde. En 2013, el momento de mayor deterioro de los balances bancarios, los préstamos dudosos en las operaciones con la clientela nacional alcanzaron casi 200.000 millones de euros, lo que supone ocho veces más que en la anterior crisis (1994), destaca el Banco de España. Adicionalmente, los balances de las entidades en 2013 incluían activos inmobiliarios adjudicados por cerca de 80.000 millones de euros de valor contable bruto.

Cuatro años después, la foto apunta a que los créditos dudosos se habían reducido a la mitad, aunque “permanecían aún en niveles elevados”, mientras que en el caso de los activos adjudicados la cifra había caído a 58.000 millones de euros, lo que supone una reducción de un 27,5% respecto a 2013. A este ritmo, la ´limpieza’ total del balance llevaría no menos de diez años.

La caída en los activos adjudicados se concentra en 2017, último año de datos disponible, y “se explica en buena medida por razones contables”, destaca el Banco de España. En concreto, se debe al ajuste del importe en libros bruto de los bienes adjudicados del Banco Popular a su valor neto de provisiones en la fecha de su resolución, por un lado, y a ajustes de reporte adicionales en el resto del sistema, por el otro.

El Banco de España alerta de que los altos de morosidad tienen consecuencias negativas “no solo sobre las propias entidades, sino también sobre el conjunto de la economía”. El impacto inicial de un aumento de la morosidad tiene lugar sobre las cuentas de resultados y el capital de los bancos, pero, superada esa fase, el mantenimiento de ratios elevadas de activos problemáticos (dudosos y adjudicados) durante un tiempo prolongado tiene implicaciones adicionales, explica la institución.

Por un lado, “supone el desvío de recursos humanos y materiales hacia su gestión, lo que impide que estos se utilicen en otras actividades, incluyendo la realización de nuevas operaciones de crédito”. Por otro lado, “su mantenimiento introduce un elemento de incertidumbre adicional sobre la calidad y valoración del activo de las entidades, que podría contribuir a encarecer su coste de financiación”. “De una u otra forma, ello se puede traducir en un endurecimiento de la oferta de crédito”, concluye el Banco de España.

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