Las diferencias entre ambos se acentúan y el futuro de la moneda única se ensombrece. La posibilidad de que las convulsiones en los mercados de deuda soberana derrumben a Italia ya no son sólo una eventualidad extrema para considerar en los escenarios teóricos menos favorables.
Roma es una pieza de caza mayor que, en teoría, debería ser abatida tras haber hecho blanco en España, pero los especuladores podrían cambiar el orden de las fichas de dominó si la recompensa merece la pena. Esa certeza ha aumentado la tensión entre las distintas instituciones implicadas en la salvación del euro.
Para el todavía presidente del BCE, Jean Claude Trichet, la necesidad de una respuesta política de la UE es ya sencillamente apremiante. Sin dar pasos decididos hacia una estructura nueva que refuerce la unidad en la gobernanza europea, aunque los países de la eurozona cedan soberanía en lo tocante al gobierno económico, la moneda única no sobrevivirá.
Merkel, sin embargo, mantiene su estribillo favorito. El de los ajustes y los recortes. Una receta que empieza a perder adeptos también en otras instancias.
Hoy mismo, desde el FMI ha empezado a ponerse énfasis en la necesidad de un giro político que priorice el regreso al crecimiento económico. No son palabras de Christine Lagarde, la nueva directora gerente, pero se consideran inspiradas por ella.
La debilidad de la recuperación económica global, admitida hoy también por los expertos de la OCDE y el hecho de que el empleo en EEUU no repunte pueden tener que ver con este cambio que parece abrirse paso de modo incipiente entre los líderes globales, contra la opinión de una Angela Merkel que, según se comentaba hoy en muchos blogs, se mueve mediatizada por la gran crisis bancaria del país teutón que puede quedar patente en los resultados de las pruebas de resistencia que deben publicarse inicialmente este viernes.
Mientras tanto, el BCE parece dispuesto a elaborar un plan alternativo para tener opciones en el caso de que la viabilidad de la economía griega exija una suspensión de pagos parcial de la deuda soberana.
Por eso, Trichet se habría puesto en contacto con al menos cinco grandes entidades financieras, en busca de asesoramiento para saber cómo actuar en caso de que ese escenario, del que nadie quiere hablar aún, termine por producirse.
Así lo asegura el diario alemán Handelsblatt, que cita fuentes anónimas.
No sería la primera vez que la autoridad que preside Jean Claude Trichet recibe asesoramiento de la banca privada. Ya les pidió consejo para saber cómo lidiar con el sector bancario de Irlanda. Según el rotativo germano, Trichet y sus colegas del banco central están nerviosos porque los líderes europeos aún no han sido capaces de concretar los detalles del segundo rescate de Grecia.
En la misma línea, el diario británico Financial Times, publicaba hoy una información en la que se asegura los líderes europeos podrían dar nuevas concesiones a Grecia para que pueda reducir su deuda, como rebajar aún más los intereses de los préstamos de los rescates e impulsar un programa amplio de recompra de bonos.
A pesar de ello, el acuerdo estaría aún en fase embrionaria, por lo que los detalles finales podrían no conocerse hasta finales del verano.
