Clinton y Trump se juegan a unos votos el sillón más importante del mundo

Elecciones en EEUU

Clinton y Trump se juegan a unos votos el sillón más importante del mundo

Casa Blanca

Algunos datos para entender la histórica jornada electoral en Estados Unidos. Hoy es el primer martes después del segundo lunes de noviembre. Ese cuasi prehistórico requisito sigue siendo a día de hoy el único válido para celebrar las elecciones estadounidenses, un país que fluye encorsetado entre tradiciones difíciles de imaginar para un Estado hegemónico como el suyo.
 
No parece la mejor idea, a priori, celebrar las elecciones un martes laborable, pero antiguamente sí que lo era. Estados Unidos era una nación que vivía de la agricultura, que iba a la Iglesia los domingos y al mercado los miércoles. Celebrar los comicios en martes garantizaba que los agricultores tendrían tiempo suficiente para ir a las urnas, volver a casa, e ir al mercado con sus productos. La decisión de hacerlo en noviembre fue porque la gente podía votar después de la cosecha de otoño, pero antes de que el clima invernal dificultara el viaje hacia el centro electoral. No siempre ha habido coches. Pero la idea del comercio por delante del voto, sí.
 
Así hasta este 8 de noviembre de 2016, día en que Estados Unidos decide quién será el próximo inquilino de la Casa Blanca. A tenor de las encuestas tiene pinta de que vaya a ser inquilina, pues las últimas siguen otorgando cierta ventaja a la candidata demócrata, Hillary Clinton. Sin embargo, la sombra del Brexit y del referéndum de Colombia está muy presente, obligando a la mayoría de los analistas e informadores a cubrirse las espaldas asegurando un empate técnico.
 
No es para menos, ya que este 2016 será recordado, entre otras muchas cosas, como el año de las encuestas. No se recuerda otro igual en cuanto a errores tan llamativos como el sucedido en Colombia, donde garantizaban el triunfo del ‘sí’, en Reino Unido o en España, donde el ‘sorpasso’ de Podemos al PSOE parecía ya un hecho.

Elecciones EEUU

Por eso muchos aun consideran la idea de que Donald Trump pueda tener la última palabra, procedente de aquellos votantes que sienten vergüenza en hacer público su apoyo al candidato republicano. El voto oculto, y los históricos ‘shy tory’, los conservadores tímidos que se hacen a un lado en lugares que públicamente parecen ser demócratas, para luego dar la sorpresa en los resultados electorales.
 
A eso, y a una gran abstención, es a lo que se agarra el equipo de campaña de Donald Trump para revertir las encuestas. El votante tipo republicano, blanco y mayor de 65 años, es más fiel que el tipo demócrata, minorías procedentes de grandes urbes. También podría aferrarse a la historia reciente, ya que pocas veces se ha visto ganar tres elecciones seguidas al partido demócrata. La última con Franklin D. Roosevelt y Harry S. Truman entre 1933 y 1953.
 
Para revertir las encuestas y conseguir la victoria presidencial, Trump necesitaría vencer en casi todos aquellos Estados que oscilan entre demócratas y republicanos. Los llamados ‘Swing States’, que tradicionalmente han sido Colorado, Florida, Iowa, Michigan, Nevada, New Hampshire, Carolina del Norte, Ohio, Pensilvania, Virginia y Wisconsin. El candidato republicano debe vencer en Florida, Ohio y Carolina de Norte (o Pensilvania) si quiere tener oportunidad de triunfo.

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El cálculo prelectoral considera que Clinton tiene 253 delegados electorales casi seguros, mientras que Trump 195. El número total de compromisarios es de 538 electores, por lo que quien llegue a 270 vence. Como se observa en el mapa, la mitad este del país – los Estados marcados en gris – será quien decida quién es el próximo inquilino del despacho oval, que se sabrá una vez se haya hecho el recuento en Ohio y Florida, a eso de las cuatro de la mañana hora española. En cualquier caso, gane quien gane, el nuevo presidente tomará posesión el 20 de enero.
 
Algunas diferencias
 
Una de las principales diferencias entre el sistema electoral de Estados Unidos y el español es que el norteamericano no es tan representativo como el de aquí. Quien consiga un voto más que el segundo, obtiene todos los delegados electorales de ese Estado. Por ejemplo, California, que otorga 55 electores, los dará a aquel candidato que saque un voto más que sus contrincantes. El segundo, se quedará sin nada. Salvo en Maine y en Nebraska, los únicos Estados donde existe un sistema proporcional llamado ‘Congressional District Method’, que determina los delegados dependiendo de quién gane en cada uno de los distritos legislativos en los que está dividido el territorio.
 
El número de electores que le corresponde a cada estado se calcula en proporción a su población y a la cantidad de congresistas que lo representan, tanto en la Cámara de Representantes como en el Senado.
 
No obstante, puede darse la paradoja de recibir más votos que el contrincante pero perder las elecciones. Tal y como le pasó a Al Gore en el 2000, cuando obtuvo más votos que George W. Bush pero perdió las elecciones, vía ‘pucherazo’ en Florida.
 
Otra de las curiosidades es que al ser martes laborable, no es como en España que se utilizan los colegios como centros electorales. En Estados Unidos, con semejantes extensiones tan grandes, los centros electorales pueden llegar a ser desde Iglesias a casas particulares o auditorios de colegios.
 
Otras decisiones 
 
Este 8 de noviembre también se eligen los 435 escaños de la Cámara de Representantes y un tercio de los escaños en el Senado. La mayoría republicana en la Cámara (247-188) es tan grande que probablemente siga en manos de los republicanos. Sin embargo, los demócratas pueden dar la vuelta al Senado (54-46) si ganan cinco asientos más que los republicanos.
 
Además de la elección presidencial y para el Congreso, cada estado celebra otros comicios, iniciativas populares y referéndums. De ese modo, varios Estados deciden Gobernador, ocho estados votarán sobre la legalización de la marihuana, y cuatro votarán sobre el aumento del salario mínimo. California, a eso añade la consulta sobre la aplicación de la pena de muerte, la regulación del uso de armas, el uso de condones en el cine porno, los precios de las medicinas o la financiación de las escuelas públicas.

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