Juncker da un paso más para la creación de un ejército europeo

Unión Europea

Juncker da un paso más para la creación de un ejército europeo

Jean-Claude Juncker, presidente de la Comisión Europea

El presidente de la Comisión Europea también envía una nueva señal de firmeza a Reino Unido y retrocede, sin embargo, en la solidaridad con los refugiados. El presidente de la Comisión Europea, Jean-Claude Juncker, ha dado un paso más hacia la construcción de un ejército europeo al anunciar que la UE necesita una sede central militar, con vistas al objetivo de conseguir una fuerza común. El luxemburgués ha asumido así, en su discurso del «Estado de la Unión» en la sede del Europarlamento en Estrasburgo, que este es un objetivo compartido por el conjunto de países miembro.

Nada especialmente sorprendente, después de que este lunes la agencia Reuters desvelase que Alemania y Francia habían elaborado un documento con planes de fortalecer la cooperación militar en el conjunto de la Unión. Un texto, a su vez, en sintonía con los deseos y propuestas de la Alta representante de la Unión para Asuntos Exteriores y Política de Seguridad, Federica Mogherini.

Pero sí estamos ante la constación de que estos planes ya corresponden a los que oficialmente se mantienen desde las instituciones de Bruselas. En esta línea, el presidente del ejecutivo europeo ha apuntado a que también sería necesaria una mayor cooperación en materia de defensa. 

Juncker ha señalado así que ningún Gobierno de la UE, por si mismo, poseería las capacidades militares suficientes para lidiar con las amenazas a las que se enfrenta Europa. Y, entre estas, ha destacado las de los terroristas islamistas o la de una Rusia más hostil; aunque alguna voces criticas apuntan a que precisamente una medida de este calibre podría enviar la señala al país euroasiático de una cierta separación entre EE.UU. y la UE, al cobrar esta mayor independencia respecto a la OTAN. 

Y es que a nadie se le escapa tampoco que este movimiento responde en gran parte al voto del ‘Brexit’ ya que Reino Unido se había opuesto siempre a estos desarrollos porque consideraba que podían suponer un perjuicio para la OTAN. Una preocupación que Juncker ha intentado borrar del mapa señlando que el objetivo es resultar complementarios a la Alianza Atlántica: «Más defensa en Europa, no implica menos solidaridad trasantlántica», ha incidido.

Según el luxemburgués, se trataría de reforzar las capacidades «de mando y de control» sobre las misiones civiles y militares, que pasarían a estar dirigidas desde una misma sede; además de estimular la «investigación y desarollo militar» a través de un Fondo Europeo de Defensa.  

Sin embargo, aunque según las revelaciones previas de los planes de Francia, Alemania y de la Alta Representante, esto signficaría que los Gobiernos europeos deberían «considerar una mejor financiación para las misiones y operaciones del bloque»; Juncker ha querido introducir la iniciativa desde otro punto de vista. Así, según el presidente de la Comisión, es precisamente la ausencia de una «estructura permanente» la que hace que se desperdicie dinero por la vía de la duplicación de recursos en las diferentes misiones en que participan los países miembro.

Una perspectiva que no ha convencido a todo el mundo ya que, como era de esperar, las declaraciones del presidente del ejecutivo europeo han despertado las críticas de notables euroescépticos como Nigel Farage, del UKIP; o Peter Lundgren del partido anti-inmigración Demócratas Suecos. Así, según declaraciones recogidas por la BBC, el primero ha señalado que no estaríamos ante otra cosa que «la habitual receta europe: más Europa; en este caso, más Europa militar»; mientras que el segundo ha añadido que su Gobierno ha sido simpre neutral militarmente, y «no queremos ser forzados a este tipo de cooperación». 

Incluso en cierta forma, se podría decir que el propio presidente del Consejo Europeo, Donald Tusk, había dejado constancia previa de sus reticencias. Así, ya a última hora de ayer, el polaco advirtío de que la UE debería proceder con cautela con sus propias ambiciones y buscar «un sano balance entre las prioridades de los países miembro y las de la Unión».

Más aún después del mensaje que habría enviado el voto del Brexit, que a juicio de Tusk debería hacer aún más patente que «las instituciones deberían apoyar las prioridades acordadas entre los países miembro, no imponer las suyas propias». Sin embargo, a juzgar por el discurso de Juncker, las reticencias manifestadas a través del voto del ‘Brexit’ no parece que sean las que precisamente van a tener una especial consideración.

Al menos en lo que se refiere al Reino Unido. De esta forma, el presidente de la Comisión ha vuelto a recordar que las negociaciones para la salida de este país la UE debería comenzar «lo antes posible» y que no se puede esperar un acceso al mercado cómun «a la carta».

Es decir, un nuevo recordatorio de que el acceso al mercado interno implica aceptar la libre circulación de personas. No obstante, en lo que sí ha habido un paso atrás por parte del presidente del Ejecutivo comunitario ha sido en lo que se refiere a la crisis de refugiados.

En contraste con su discurso del año pasado, en el que Juncker había señalado que la participación de los países miembro en las medidas de solidaridad destinadas a la resolución de la crisis era «obligatoria»; en esta ocasión ha apuntado que éstas «no pueden ser forzadas e impuestas», sino que deben «venir del corazón». Una declaración que ha sido percibida como una señal de ‘vía libre’ a Hungría  que celebrará en Octubre un referéndum en el que someterá a consulta de su población el rechazar la cuota de refugiados que le corresponde. 
 
 

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