Las dudas ‘humanizan’ a Merkel

Reelección de Merkel

Las dudas ‘humanizan’ a Merkel

Ángela Merkel, Canciller alemana

La gestión de los refugiados, o la posición del gobierno respecto al TTIP han dejado a Ángela Merkel bajo ‘mínimos’. Nadie imaginaba cuando Ángela Merkel paseaba firme por Europa, que aquella rubia mujer de hierro – de hielo si preguntamos en Atenas – un día perdería su aura. Eran días de vino y rosa para la Canciller alemana, que lejos de verse afectada por el tsunami de la crisis económica, disfrutaba de la aceptación que le tenía el 80% de los alemanes. Su voz era la de Europa y su paso no entendía de titubeos. Sin embargo, la gestión de la crisis de los refugiados y la férrea defensa del tratado de libre comercio entre Europa y Estados Unidos (TTIP) ha dejado a Merkel con más dudas que certezas por primera vez en una década.  
 
Alemania ha sido la excepción de los últimos diez años. Mientras la crisis sacaba el rodillo político en prácticamente todos los países, provocando cambios constantes entre los jefes de Estado, Ángela Merkel ha visto desde su piso ‘de toda la vida’ en Berlín cómo su popularidad entre la población incrementaba. Sin embargo, ahora que comienza el curso político que finaliza en las elecciones generales del próximo mes de septiembre de 2017, la Canciller ha perdido numerosos apoyos en el último año. Del 80% de popularidad que llegó a tener, al 42% que tiene ahora. Siguen siendo cifras muy elevadas que la sitúan bastante por encima de sus rivales, pero no conviene desdeñar la tendencia decreciente.
 
La mitad de los alemanes prefiere que la Canciller no opte en septiembre del próximo año a la reelección, a su cuarta legislatura, según datos difundidos por Bild am Sonntag. Según el barómetro mensual de la cadena de televisión pública ARD, una de las razones de ese dato puede deberse a que sólo el 34% de los alemanes defiende la polémica política de refugiados llevada a cabo por Merkel, el porcentaje más bajo desde que el barómetro formuló esta pregunta por primera vez en octubre de 2015.
 
La gestión de los refugiados abrió un cisma dentro del actual Ejecutivo alemán y de sus socios parlamentarios. La decisión de Merkel de asegurar que Alemania podría recibir a un millón de refugiados ha sido criticada por ambos lados de la cámara. El líder del partido CSU (Unión Socialcristiana), aliado del partido de Merkel (Unión Cristianodemócrata), Horst Seehofer, ha criticado duramente la política de ‘puertas abiertas’ de la Canciller, dejando en el aire la posibilidad de una hipotética ruptura que de producirse sería histórica.
 
El otro socio de gobierno de Merkel, el Partido Socialdemócrata, ha mostrado su rechazo a la idea que tuvo Merkel con los refugiados porque “la Canciller subestimó el desafío y no supo anticipar ni entender la magnitud del problema”. Lo dice nada más y nada menos que el vicecanciller del Ejecutivo, Sigmar Gabriel, líder a su vez del Partido Socialdemócrata. Gabriel considera que con decir ‘lo lograremos’ – frase que pronunció Merkel cuando anunció que recibirían a un millón de refugiados – no basta y que había que haber creado “condiciones favorables”.
 
No obstante, la mayor preocupación de Ángela Merkel se ciñe al partido de extrema derecha Alternativa para Alemania. Esta formación, con claros mensajes antinmigración y racistas, es quien ha aprovechado mejor la crisis de los refugiados, y ha conseguido solidificar un discurso que según algunas encuestas convence a casi el 15% de la población. De esta forma sería el tercer partido más votado del país, después del CDU de Merkel (34%) y el Partido Socialdemócrata (22%). Las elecciones regionales que se celebrarán este próximo mes en algunas regiones (Berlín incluido) serán una piedra de toque y el mejor de los métodos para conocer el sentir de la población alemana.
 
Muchos rumores apuntan a que Ángela Merkel ha decidido que se va a presentar a la reelección, pero de momento no hay nada oficial, y hay medios que aseguran que la canciller no dirá nada hasta que negocie con sus socios una posible coalición o pacto de gobierno.
 
Críticas por el TTIP
 
Otro de los focos que ha mermado la popularidad de Ángela Merkel es su apoyo casi incondicional al TTIP, el tratado de libre comercio entre Estados Unidos y la Unión Europea. A pesar de que Merkel es una de las mayores defensoras de este tratado, Alemania es uno de los países con más movimientos anti-TTIP del mundo.
 
La presencia tan elevada de población contraria al tratado provoca que varios políticos utilicen el TTIP como arma electoral y como arma arrojadiza contra Merkel. Sin ir más lejos, hace unos días el mismo Sigmar Gabriel, el vicecanciller del Ejecutivo, aseguraba que el TTIP “de facto, ha fracasado” y que nadie se atrevía a expresarlo abiertamente.

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