Las farmacéuticas se desmarcan de la reforma sanitaria de Obama

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Las farmacéuticas se desmarcan de la reforma sanitaria de Obama

La reforma sanitaria que impulsa el presidente de EEUU, Barack Obama, no sólo tendrá que enfrentarse a la fuerte oposición de los republicanos y el sector de los seguros sanitarios. También tendrá que ilusionar a unos escépticos profesionales del sector, los médicos, que creen que el proyecto presidencial no ataca los verdaderos problemas de la sanidad en el país.

Las farmacéuticas, por ejemplo, se muestran especialmente favorables a que se consolide la idea de gravar con impuesto las bebidas con altos contenidos en azúcares. Algunas hasta van más lejos y vuelven a insistir en la idea de buscar fórmulas de penalizar fiscalmente a los individuos que tengan comportamientos poco saludables.

Los poderosos gabinetes de comunicación del lobby farmacéutico parecen haber conseguido difundir la idea de que una rebaja de los precios de las medicinas sería contraproducente para el país, por que no animaría a los estadounidenses a desarrollar los hábitos de vida necesarios para aliviar la cargas económicas que soporta el complicado sistema sanitario.
Esta posición resulta un tanto contradictoria y podría indicar un próximo giro en las posiciones defendidas hasta ahora por una industria que, por el momento, se manifiesta a favor de la reforma.

En mayo, Obama se anotó un inesperado tanto a favor de la viabilidad de su proyecto sanitario cuando llegó a un acuerdo con las grandes farmacéuticas. Entonces estas se comprometieron a orquestar rebajas en los precios y suministros gratuitos por un valor total de 80.000 millones de dólares en diez años.

En este entorno, los principales colectivos de profesionales de la medicina también han acogido con escepticismo el plan de Obama para reformar la asistencia sanitaria. En este caso, los doctores mantienen que la única manera de recortar los costes y hacer viable una posible cobertura universal es poner un límite legal a las indemnizaciones que pueden fijarse por los errores médicos.

Esta es una vieja recomendación de este colectivo que hasta ahora no ha sido valorada por sus interlocutores políticos. Los médicos creen que muchas de las costosas pruebas que se realizan antes de diagnosticar se relacionan con este problema.

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