CiU acusa al PSOE de ceder ante las presiones de los sindicatos

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CiU acusa al PSOE de ceder ante las presiones de los sindicatos

Bruselas ya no convence a la hora de emitir veredictos. Eso es lo que demostró ayer Michel Barnier, comisario de Mercado Interior y Servicios, al decir que además de los bancos que suspendieron las pruebas de solvencia realizadas por la Autoridad Bancaria Europea (EBA) en julio, hay otras 16 entidades europeas que también deberán ser recapitalizadas. En su nueva lista Barnier no mencionó, sin embargo, a los grupos financieros más castigados por los inversores en lo que va de año.

Cuando el comisario sacó el papel se pudo observar que en él aparecían varias entidades españolas. Por ejemplo, Bankinter. El banco presidido por José María Guerrero ha perdido un 12,83% de su valor en lo que va de año. Nada en comparación a la caída del 43,18% registrada por Deutsche Bank, o a la del 39,6% registrada por ING, la del 59,3% registrada por Société Générale, la del 51% registrada por Intesa San Paolo y, por citar otro ejemplo más, la del 48,3% registrada por BNP Paribas. Todos ellos con una enorme exposición a la deuda de países como Grecia, que se encuentra al borde de declararse en suspensión de pagos según ha reconocido su propio ministro de Finanzas, Evangelos Venizelos, hoy.

Otros dos bancos españoles que, según Bruselas, tienen serios problemas son el Banco Sabadell y el Popular, que han perdido en los mercados un 12,5% y un 16,5% de su valor en lo que va de año, respectivamente. Como en el caso de Bankinter, los mercados también aquí vuelven a desmontar la lista de Barnier.

Tampoco es que estas muestras de desprecio hacia lo que opina Bruselas supongan ninguna novedad. Más bien todo lo contrario. Como cuando las autoridades alemanas le dijeron a la EBA el pasado 15 de julio que sus bancos se someterían a unas pruebas de solvencia personalizadas y, tras conocerse los resultados de las mismas, el diario The New York Times señaló al Deutsche Bank como uno de los grupos bancarios más afectados por la crisis financiera debido a su presencia en el mercado de derivados. Sin embargo, según Bruselas el banco que preside Josef Ackermann había aprobado con margen el examen. Igual que aprobó Société Générale, que también fue señalado poco después por los expertos como un banco en graves dificultades.

Pero Bruselas parece haberse ganado a pulso la indiferencia que genera. Las primeras pruebas de solvencia, celebradas un año antes -en 2010-, pusieron en evidencia su desconocimiento del sector. En aquella ocasión los bancos irlandeses aprobaron el examen. Unos meses después, en noviembre de ese mismo año, el Gobierno de Irlanda se veía obligado a solicitar un rescate financiero internacional para evitar la quiebra. Las entidades del Tigre Celta se habían derrumbado.

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