Mientras en España se está viviendo una feroz lucha por adjudicarse el megacomplejo de Eurovegas, los casinos ya establecidos en el continente, concretamente en la región francesa de la Costa Azul, viven su particular guerra de casinos.
Según publica Les Échos, el grupo Partouche, el segundo mayor del sector en el país galo, ha pedido que se revoquen las licencias para operar en Sanary-sur-Mer y La Seyne-sur-Mer, de sus competidores, por la proximidad con su casino de Bandol
El ministerio del Interior ya dio luz verde en marzo a los proyectos en disputa que serán operados respectivamente por Viking Casinos y JoaGroupe, que estarían a pocos kilómetros de distancia.
