Merkel busca un momento oportuno para respaldar a Mario Draghi

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Merkel busca un momento oportuno para respaldar a Mario Draghi

La canciller alemana, Angela Merkel, teme que la elección de un italiano como presidente del BCE acabe con su escasa popularidad, según han asegurado fuentes cercanas al sector de la mandataria, que sin embargo no tendría otra alternativa que aceptar a Mario Dragui para el puesto. Los democristianos de la canciller ya han perdido este año las elecciones regionales de Hamburgo y de Baden-Wüttenberg.

Estas personas, que han hablado desde el anonimato para The Wall Street Journal, han matizado así las declaraciones que hizo ayer el portavoz oficial de Merkel, Steffen Seibert, quien aseguró que «no habrá un nombramiento a la presidencia del BCE sin la aprobación de Alemania» después de que la ministra de Economía española, Elena Salgado, se uniese al presidente francés, Nicolas Sarkozy, y mostrase su apoyo a Draghi.

Las palabras de Seibert causaron confusión debido a que, previamente, desde el entorno más próximo al ministro de Finanzas teutón, el también democristiano Wolfgang Schäuble, se había comentado que el actual gobernador del Banco de Italia era la única alternativa viable para presidir la autoridad monetaria europea tras la marcha de su actual líder, Jean-Claude Trichet, después de que el candidato alemán, Axel Weber, renunciase a estas aspiraciones por sorpresa hace unos meses. También los liberales (FDP), que gobiernan en coalición con Merkel, parecen dispuestos a consentir la elección del banquero italiano.

Mario Draghi ya cuenta con el apoyo de París, Roma y Madrid. Además, desde EEUU el entramado financiero de la primera potencia del mundo le ha dado el visto bueno gracias a su pasado en Goldman Sachs. Draghi trabajó para la entidad más rentable de Wall Street entre enero de 2002 y enero de 2006. Fue nombrado gobernador del Banco de Italia en diciembre de 2005.

La opinión pública alemana es contraria a un presidente del BCE italiano porque ven a Italia como un sinónimo de inflación. «En Italia la inflación es igual de típica que el tomate y la pasta», aseguraba hace unos meses el tabloide más popular del país, Bild. No obstante, las fuentes consultadas por el rotativo financiero estadounidense han dicho que Merkel tratará de ganarse la simpatía por Draghi diciendo que, precisamente, porque viene de Italia sabe cómo luchar contra la inflación y, además, su nacionalidad le permitirá mostrarse más convincente con los países periféricos (Grecia, Irlanda, Portugal, España e Italia) para que éstos reduzcan su déficit público.

Los votantes alemanes castigaron a Merkel en las elecciones regionales celebradas a principios de este año en Hamburgo y en la región de Baden-Württenberg, donde otorgaron el poder a los socialdemócratas (SPD) y Los Verdes, principales fuerzas de la oposición. Según los expertos, el descontento alemán viene por la política europeísta que lleva a cabo Berlín. Y es que las arcas alemanas han puesto buena parte del dinero que fue enviado en 2010 a Grecia e Irlanda para evitar la quiebra de estos países.

Un veto formal a Draghi podría, no obstante, dañar las relaciones entre Merkel y Sarkozy. Ambos países han compartido, hasta el momento, las mismas exigencias para que los países periféricos reduzcan su gasto público a base de impulsar medidas de austeridad.

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