El BCE exige a Alemania un mayor compromiso para reducir su déficit

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El BCE exige a Alemania un mayor compromiso para reducir su déficit

El consejero del Banco Central Europeo (BCE), Juergen Stark, ha dicho que el Gobierno alemán debe trabajar de forma más intensa y agresiva para recortar su gasto público y lograr mantener la reducción del déficit por debajo del 3% que espera conseguir Berlín este año también en el medio y largo plazo.

“Es conveniente utilizar la cámara de oxígeno garantizada por un buen crecimiento económico para acelerar la reducción del déficit”, aseguró el banquero en un artículo publicado en la última edición del diario local Handelsblatt.

Aunque Stark se ha mostrado convencido de que el Gobierno que lidera la canciller Angela Merkel logrará cumplir con las exigencias de Bruselas en 2011, y publicar así este año un déficit público inferior al 3% del PIB, ha puesto no obstante en duda que esta cifra se pueda asegurar en años venideros.

Stark es ahora la principal figura que tiene Alemania en el BCE después de que Axel Weber, presidente del Bundesbank en funciones hasta el próximo mes de mayo y consejero del BCE, anunciase hace unas semanas que no aspiraba a suceder al actual presidente del regulador paneuropeo, Jean-Claude Trichet, el próximo otoño. Hasta que anunció su renuncia, Weber era el candidato favorito para liderar el BCE tras la marcha del banquero galo.

Por ese motivo las relaciones entre el banquero y Merkel son tirantes. El último ejemplo tuvo lugar la semana pasada, cuando la canciller acusó en un encuentro que mantuvo con importantes figuras del entramado financiero germano –entre las que se encontraba el propio Weber- al presidente del Bundesbank de ser poco solidario con países como Grecia o Irlanda.

Aunque Merkel no mencionó el nombre de Weber, la alusión fue evidente debido a que, en el mismo encuentro, el banquero había reafirmado unas horas antes su oposición a la compra de bonos soberanos de estos países por parte del BCE.

La popularidad de la canciller alemana entre sus votantes ha caído bajo mínimos tras los rescates financieros enviados por Bruselas en 2010 a Irlanda y Grecia, dado que Berlín tuvo que poner buena parte del dinero que recibieron estos países.

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