El foro del G-20 que comienza hoy en China ha empezado con presiones por parte de EEUU y Francia para que el gigante asiático, que ejerce un gran proteccionismo sobre el yuan, apoye una reforma del sistema monetario mundial. Pero Pekín no ha cedido.
Para el presidente de Francia, Nicolas Sarkozy, “sin reglas, el sistema monetario internacional y financiero es incapaz de anticipar las crisis, las burbujas financieras y la expansión de los desesquilibrios”.
El vice primer ministro chino, Wang Qishan, ha advertido que “el proceso de reforma será a largo plazo y complejo”.
Aunque este encuentro ha sido anunciado como un seminario en el que exponer ideas, y no desde el que tomar decisiones, Sarkozy pretendía lograr en él el compromiso de China a colaborar con él durante su presidencia al frente del Grupo.
