Psicosis entre la población alemana por la amenaza nuclear

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Psicosis entre la población alemana por la amenaza nuclear

A pesar de que la distancia que separa Japón de Alemania supera los 5.500 km, la psicosis parece haberse instalado entre la población germana. La compra de contadores geiger, que sirven para medir la radiación, se ha disparado en el país. También la de pastillas de yodo , hasta tal punto que la federación de farmacéuticos ha tenido que advertir sobre los riesgos para la salud que supone tomar estas píldoras. Este escenario ha obligado a la canciller Angela Merkel a sacrificar su estrategia energética para asegurar su futuro político.

El Gobierno alemán ha decidido cerrar las plantas nucleares más viejas del país, las construidas antes de 1980. La decisión de Merkel se produce dentro de un clima de casi histeria colectiva en el que, según el diario Der Spiegel, la federación de farmacéuticos ha advertido que las pastillas de yodo “sólo tienen sentido si una nube radioactiva se dirigiera directamente a Alemania”.

Pero aún hay noticias sorprendentes. La novela ‘La Nube’, publicada en 1987 (un año después de la catástrofe de Chernóbil) y que relata la historia de una chica que sobrevive a un accidente nuclear se ha colado en la lista de ‘best-sellers’.

La situación del país además no es comparable con Japón, en una zona de claro peligro sísmico. Tal y como recuerda el semanario “los terremotos en el país son demasiado pequeños para ser registrados por los aburridos geólogos, y no suficientemente fuertes para tirar un gnomo de jardín”.

En este escenario, el comisario europeo de energía, el alemán Guenther Oettinger “en las próximas horas podría haber más eventos catastróficos, que podrían suponer una amenaza para la vida de las personas en la Isla”. Oettinger ya dijo ayer que «estamos hablando de apocalipsis, y creo que la palabra está bien elegida».

La decisión de Merkel de suspender las operaciones de sus centrales nucleares más antiguas ha levantado las críticas de las principales eléctricas del país, que consideran que esta medida puede ocasionar problemas de suministro en la mayor economía de Europa. Por el momento, E.On ya ha advertido de las posibles consecuencias.

Según ha señalado Johaness Teyssen, consejero delegado del grupo, “con este nuevo desequilibrio en el sistema, los accidentes de menor importancia pueden tener importantes consecuencias” para el suministro energético de Alemania. “Vamos a hacer todo lo posible por estar a la altura que exige la actual situación”, ha señalado en Bruselas donde participa en un encuentro de expertos de energía nuclear, “pero el riesgo del sistema ha aumentado definitivamente”.

Más suave en sus críticas se muestra por el momento RWE de voz de su consejero delegado, Juergen Grossmann. “Debemos dejar claro que no es un problema alemán; la energía nuclear es un problema europeo, por eso estamos aquí en Bruselas”. A su juicio, “debemos desarrollar Euratom, la institución que hemos creado, para ver que todos tomamos decisiones políticas similares, aunque la soberanía nacional no se cuestione”. Gossmann hace con estas palabras una crítica velada a la decisión política de la Administración Merkel, que podría traducirse en una situación de desventaja para las eléctricas alemanas. Mientras Alemania ha paralizado sus centrales más antiguas, Suiza se ha limitado a frenar sus planes para construir nuevos reactores, Italia mantiene su política nuclear invariable y Francia considera a esta energía aún como base de su suministro.

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