Si hay un país complicado de entender en términos políticos, se llama Italia. Ni siquiera los especuladores financieros, según ha podido saber EL BOLETÍN, saben a qué atenerse ahora que han pasado las elecciones del país y el panorama político se encuentra completamente gobernado por la incertidumbre.
“Lo siento, no soy capaz de analizar el panorama político italiano”, contestaba a las preguntas de este medio el gestor de un fondo de inversión afincado en Londres que maneja cerca de 3.000 millones de euros en activos. Y es que, si bien los mercados –es decir, los inversores internacionales- advertían en contra de la incertidumbre política italiana, ahora que parece haber llegado no saben muy bien cómo reaccionar ni en qué dirección moverse.
Una prueba de este desconcierto lo pone de manifiesto la prima de riesgo del país: a primera hora de la mañana se ha situado en torno a los 330 puntos básicos desde los 280 puntos registrados en los últimos días, pero de ahí no se ha movido. No ha aumentado ni tampoco ha descendido. En cuanto al futuro del país, han sido varias las entidades bancarias –Lloyds y Bankinter, entre otras- que han vaticinado nuevas elecciones dentro de unos seis meses.
El problema principal es que el Congreso ha quedado en manos de los socialistas y el Senado en manos de los conservadores, liderados estos por Silvio Berlusconi. A lo largo del día de hoy han surgido varios rumores sobre un posible pacto entre las dos coaliciones, pero finalmente Berlusconi ha desmentido ese extremo. La tercera fuerza política del país es el Movimiento Cinco Estrellas, controlado por Beppe Grillo, que se declara euroescéptico.
Bruselas apostaba por un gobierno de coalición formado por los socialistas de Pier Luigi Bersani y Mario Monti, el tecnócrata que ha controlado el país en el último año y medio. Realmente eran pocos contaban con una victoria de Berlusconi en una de las cámaras legislativas. Finalmente, lo ha conseguido.
