Su principal apoyo ha llegado de la mano de Sheldon Adelson, el magnate de los casinos detrás del fiasco de Eurovegas Donald Trump ha recibido menos apoyos de los órganos editoriales de los principales periódicos de EE.UU. que ningún otro candiato presidencial en la Historia. Tan sólo 2 de los 100 primeros rotativos del país norteamericano se han manifetado a favor del republicano.
Se trata de ‘Las Vegas Review-Journal’ y del ‘Florida Times-Unione’. El primero de ellos propiedad de Sheldon Adelson, el magnate de los casinos que estaba detrás de la fallida operación de Eurovegas.
De hecho, incluso se podría decir que ha adoptado tanto la retórica del neoyorquino como su táctica de acusar a los demás de aquello que uno ejemplica: «A pesar de todos sus defectos, Donald Trump es el más capacitado para acabar con la corrupción de las elites de Nueva York y Washington».
Un discurso ‘anti-establishment’ que se está demostrando exitoso en este ciclo electoral pero que no deja de ser curioso que sea promovido por hombres blancos multimillonarios, parte de esas mismas elites contra las que construyen su discurso.
Por el contrario, la candidata demócrta y pese a todo favorita, Hillary Clinton ha recibido el apoyo de 57 de las principales cabeceras. Estos supone que el respaldo ha sido abrumador a lo largo de todo el pais en lo que se refiere a los medios de prensa.
Incluso desde cabeceras tradicionalmente conservadoras como ‘Dallas Morning News’, ‘the Arizona Republic’ o el ‘San Diego Union-Tribune’. También cabeceras como el ‘Usa Today’ o el ‘ Salt Lake City’s Deseret News’ si bien no han dado el paso de apoyar a la exsecretaria de Estado, sí han aconsejado votar contra Trump.
Hasta el candidato del partido libertario, Gary Johnson, ha recibido más apoyo editorial que Trump. Sin embargo, en un año como este, esta ausencia de respaldo de los medios resulta coherente con su mensaje de ‘outsider’ y es que la apuesta de Trump ha sido durante todo el ciclo electoral apostar por su presencia continua en los medios.
Es decir, al neoyorquino no ha parecido importarale tanto que hablaran bien o mal de él como que lo hiciesen. Mañana sabremos si esta estrategia consigue llevarle a la Presidencia.
