¿Qué va a pasar ahora en Colombia?

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¿Qué va a pasar ahora en Colombia?

Bandera de Colombia

El futuro del país queda en manos de una sociedad que no se sabe cómo responderá al acuerdo de paz entre Gobierno y las FARC Colombia ha despertado sin la amenaza de las FARC por primera vez en más de cincuenta años. Tras la firma del acuerdo de paz alcanzado por el Gobierno colombiano y la guerrilla, la lápida del grupo militar llevará inscrita la fecha del 24 de agosto de 2016 como data de fallecimiento. De 1954 a 2016.
 
Este ha sido el feliz final, a priori, de cuatro años de negociaciones arduas, y en ocasiones “imposibles”, entre el Estado y las Farc. Han sido cuatro años de diálogos en La Habana bajo el auspicio de Cuba y Noruega, países que han hecho de intermediarios entre ambas partes. De hecho, la colaboración cubana ha resultado indispensable para desbloquear situaciones que parecían abocar la negocación al fracaso, como la sucedida tras el asalto de las FARC en el Valle del Cauca, en abril del año pasado – en plenas negociaciones –, cuando la muerte de 11 militares estuvo muy cerca de hacer saltar por los aires el acuerdo.
 
Sin embargo, las partes continuaron conversando para intentar acabar con una etapa negra en la historia de Colombia. Y ese día parece haber llegado. «Hoy comienza el fin del sufrimiento, el dolor y la tragedia de la guerra«. Así se ha referido el presidente de Colombia, Juan Manuel Santos, a la noticia que supone el fin de la violencia. No obstante, para que lo acordado en La Habana sea efectivo, el pueblo colombiano debe refrendarlo en un referéndum.
 
«Mañana mismo enviaré al Congreso el texto definitivo del acuerdo final y le informaré la decisión de convocar el plebiscito para su refrendación. El plebiscito por la paz se llevará a cabo el domingo 2 de octubre« ha informado el propio presidente colombiano, que mantendrá una intensa batalla política hasta entonces. Son muchos los que quieren derrotar a Juan Manuel Santos, y lo visto últimamente en Europa (Brexit) demuestra que los plebiscitos quizá se votan más sobre lo emocional, que sobre lo racional. Ese es el temor del Gobierno colombiano, que no se hable tanto del acuerdo, y sí del propio presidente, que no goza de muy buena fama en el país latinoamericano.
 
Conseguir la paz siempre fue un acto generoso, pero políticamente perjudicial. Las dudas de haber podido transigir ante un grupo terrorista pululan en una parte de la sociedad que no tolera ninguna cesión del Estado. Y el Estado colombiano ha hecho varios. Entre los más polémicos, la amnistía de muchos de los presos detenidos por estar relacionados con las FARC – no los guerrilleros con delitos de sangre – y la participación política de la guerrilla.
 
Si el pueblo colombiano vota ‘sí’ al acuerdo, las FARC podrán operar como un partido más en el Congreso. Podrán participar con todos los derechos en las elecciones generales de 2018, una vez se hayan desarmado y desmovilizado y hayan completado su vuelta a la vida civil, según lo estipulado en el acuerdo final. Hasta entonces podrán tener voz en el Congreso, pero no voto.
 
La oposición, liderada por el expresidente Álvaro Uribe, considera que “el resultado para el país es que los peores genocidas y mayores asesinos van a terminar pagando cero días de cárcel, van a ser premiados con representación política […] se va a romper cualquier posibilidad de que Colombia avance por la senda del estado de derecho”.
 
Sin embargo, el Gobierno desmiente esa información y asegura que la mejor forma de garantizar la paz es abrir el espacio democrático del país a todas las opiniones, siempre y cuando estas no se apoyen en la violencia.
 
Las últimas encuestas apuntan a un empate técnico con cierta ventaja del ‘sí’ al acuerdo. 
 
 

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