La paz se tambalea en el Sáhara

Sáhara

La paz se tambalea en el Sáhara

Manifestación pidiendo la libertad para el Sáhara

Las palabras del secretario general de la ONU calificando de territorios “ocupados” por Marruecos al Sáhara Occidente han provocado una nueva dimensión del conflicto. Algo se mueve en el norte de África. El conflicto del Sáhara podría tomar una nueva dimensión. La tensión en la zona se ha recrudecido después de una serie de hechos que han provocado que el choque entre el Frente Polisario -fuerzas liberadoras que controla la autoproclamada República Saharaui Árabe Democrática- y Marruecos sobrevuele de nuevo tras el alto al fuego de 1991. Esta vez, la ONU podría ser la chispa.

La visita, a principios de mes, del secretario general de la ONU, Ban ki-Moon, a los campos de refugiados saharauis en Argelia por primera vez en la historia es el origen del nuevo germen. Tan solo el viaje ya levantó asperezas en el régimen marroquí acusándole de apartarse “de la neutralidad, la objetividad y la imparcialidad”, pero fueron sus palabras lo que retumbó a Marruecos.

En su gira por el Sáhara Occidental -donde visitó a refugiados saharauis que habitan, según el diplomático surcoreano, en pobres condiciones-, Ban ki-Moon se refirió a la zona como un territorio “ocupado” por Marruecos. Una definición inaceptable para el Gobierno marroquí que, rápidamente, calificó esas palabras como “un insulto al gobierno y al pueblo marroquí”. De hecho, el Ejecutivo lanzó un duro comunicado acusando al alto cargo de la ONU de que “se ha dejado instrumentalizar para dar crédito a las falaces pretensiones de la otra parte (el Frente Polisario), cediendo “al chantaje” de esas partes, “violando los compromisos y garantías dadas a Marruecos”.

La salva ya se había lanzado. Lo que podría haberse quedado en una mera declaración fue tomando cuerpo e importancia según pasaban los días. La respuesta de la ONU fue un desmentido a las acusaciones que salieron desde Rabat afirmando que “el secretario general cree que él y la ONU son partes neutrales en esto”. Aun así, la rectificación, como exigía Marruecos, no pasaba por la mente del organismo internacional: el portavoz Farhan Haq subrayó que Moon “ha estado haciendo todo lo posible para resolver la situación en el Sáhara Occidental” y que la intención de su viaje era “llamar la atención una vez más sobre la necesidad de lograr una solución” al conflicto. “Quería asegurarse de que, en el último año de su mandato, este asunto sigue firmemente en la agenda internacional. Y está contactando a todas las partes con una actitud neutral”, sentenció Haq.

Unas declaraciones que fueron más gasolina en la mentalidad marroquí. Y por ello, el Gobierno de Rabat buscó un golpe de efecto y el fin de semana pasado expulsó a decenas de funcionarios de la Minurso (Misión de la ONU para el Referéndum del Sáhara Occidental) que ocupan sus puestos en la zona vigilada. Una acción que ya advirtió con anterioridad y que es un claro mensaje contra las aspiraciones de autodeterminación del pueblo saharaui. Una medida que, según Naciones Unidas, afectará “seriamente” al desarrollo de las operaciones y tendrán un “efecto negativo”.

La reacción saharaui

Pero no es la única amenaza que salió desde Marruecos: según responda la ONU el país estaría dispuesto a retirar los 2.300 soldados que participan en otras operaciones de mantenimiento de la paz que organiza la institución internacional. Unos movimientos que el ministro de Asuntos Exteriores saharaui, Mohamed Salem Ould Salek, ha condenado calificándolos de una “decisión irresponsable”.

“Marruecos quiere limpiar la mesa, borrarlo todo y no tener nada que ver con la misión. Cuando expulsan a personal civil ponen en riesgo el alto el fuego”, ha asegurado Salek. Por parte saharaui también hubo una advertencia a la ONU: “Si Naciones Unidas no fuerza a Marruecos a aceptar a la Minurso, su composición y mandato, no hay otra opción que la guerra”.

Por el momento, el mando del Ejército de Liberación Popular Saharaui (ELPS) ya ha ordenado poner “en máxima alerta de combate” a las Fuerzas Armadas saharauis durante una reunión presidida por el ministro de Defensa de la RASD, Abdelahe Lehbib, según informó la agencia de noticias oficial SPS. Además se ha advertido a los ciudadanos de los “territorios liberados” de la “gravedad” de la situación y de “la necesidad de tomar precauciones” ante los “graves” incidentes.

El resto de piezas en el puzzle

Pero si un agente importante faltaba en el conflicto ese era EE.UU. El Departamento de Estado de la potencia expresó su apoyo a la Minurso, decantándose ‘en contra’ de Marruecos, uno de sus grandes aliados. “Reiteramos nuestro apoyo a esa misión de la ONU y a su encargo de hacer el trabajo importante por el que están allí”, dijo el portavoz estadounidense. Aun así, el secretario de Estado, John Kerry, ya se ha puesto en contacto con el rey Mohamed VI de Marruecos para rebajar las tensiones y comunicarle su disposición en el conflicto “hasta encontrar una solución definitiva”.

Mientras tanto, España, por su posición histórica, también ha sido una de las voces que se han posicionado en el nuevo problema. El presidente del Cabildo de Gran Canaria, Antonio Morales, ha recibido este miércoles al ministro de Cooperación saharaui, Bulahi Mohamed Fadel y le ha transmitido su apoyo y solidaridad ante una acción “desmedida de Marruecos”.

Fadel, que ha encontrado el apoyo grancanario, ha considerado que la comunidad internacional ha de condenar las decisiones de Marruecos porque “si estos días el mundo está golpeado por los actos terroristas en Bruselas, lo que sucede en el Sáhara Occidental es otro tipo de terrorismo de estado de Marruecos contra la paz y la seguridad”.

La comunidad marroquí presente en España no ha perdido la ocasión de ser parte del puzle y en Barcelona, frente a la sede de la ONU, centenares de marroquíes procedentes de todo el territorio nacional han protestado por las “parciales e irresponsables” palabras del secretario general de las Naciones Unidas. Exigiéndole además sus disculpas y una “rectificación inmediata de su discurso”.

En definitiva, un conflicto que, vista las posiciones de ambas partes, no tiene visos de frenarse.

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