La extrema derecha griega, agrupada bajo las siglas del partido LAOS, ha decidido romper el pacto que ayer mismo había consentido que se firmase con Bruselas. Georgios Karatzaferis, el líder de esta formación política, dice ahora que las medidas que piden los socios europeos -más recortes valorados en 3.300 millones de euros- van contra la dignidad del país y de sus habitantes. También ha dicho que Poul Thomsen, jefe de la misión del FMI en Grecia, está considerado persona «non grata».
El consentimiento de Karatzaferis es necesario, junto al de los socialdemócratas del PASOK y al de los conservadores de Nueva Democracia, para que Atenas pueda recibir los 130.000 millones de euros en nuevas ayudas. LAOS tiene representación parlamentaria (16 asientos de 300, pero suficientes para convertir la firma de su líder en un requisito).
Las declaraciones del político ultraderechista eran seguidas con atención en Twitter. Y la incredulidad conforme iba hablando subía a marchas forzadas: «¿Está Karatzaferis loco?», se preguntaba Christopher Adams, editor del Financial Times. «Esto se está poniendo muy feo», comentaba, por su parte, Katie Martin, redactora de The Wall Street Journal y editora del portal financiero Dow Jones.
Tras las palabras pronunciadas por Karatzaferis, que podrían significar la salida de Grecia del euro, la divisa comunitaria descendió hasta los 1,318 dólares. Unas horas antes cotizaba a 1,33 dólares a pesar de las dudas que durante la madrugada persistían en torno al acuerdo griego.
No obstante, la caída de la divisa ya se vaticinaba en los mercados desde principios de semana. Tras la inyección de liquidez realizada por el Banco Central Europeo (BCE) en diciembre -cerca de medio billón de euros- parece que ha regresado el apetito por el riesgo en el mercado. Ese apetito por el riesgo ha llevado a muchos inversores a posicionarse en todo tipo de activos que cotizan en dólares. Por lo tanto, si la divisa norteamericana incrementa su valor frente al euro, estos inversores salen ganando.
