Telefónica se convierte en un gigante tecnológico mundial

Economía

Telefónica se convierte en un gigante tecnológico mundial

La historia de Telefónica durante las últimas dos décadas muestran el camino, no siempre recto, seguido por esta gran empresa que en este tiempo ha pasado de ser una compañía pública de ámbito nacional a convertirse en la cuarta operadora mundial con operaciones en 25 países, 285.000 empleados y más de 25 millones de clientes.

Antes de todo eso, tuvo lugar su privatización, iniciada por el Gobierno de Felipe González y culminada por el Ejecutivo de José María Aznar.

También antes, tuvo que producirse un radical cambio de cultura en la compañía cuyo primer impulso se debe a la gestión de Cándido Velázquez y su consejero delegado Germán Ancoechea, aunque la etapa más decisiva y determinante de esta transformación debe atribuírsele a César Alierta, el actual máximo ejecutivo de la empresa.

Ambos, por cierto, llegaron a la compañía tras haber ocupado la presidencia de Tabacalera, el viejo monopolio de los tabacos españoles que Alierta convirtió en Altadis, tras una fusión con la francesa Seita, que ya dio las primeras pistas de la decidida vocación de crecimiento internacional que este gestor siempre ha demostrado y que ha llevado a su máximo desarrollo al frente de Telefónica.

Entre ambos presidentes, el puesto fue ocupado por Juan Villalonga (ver apoyo) en una controvertida y polémica etapa que coincidió con el estallido de la gran burbuja tecnológica con la que concluyó el siglo XX en este dinámico sector.

Como decíamos antes las primeras piedra de los éxitos actuales fueron puestas por Velázquez y Ancoechea entre 1989 y 2000, un periodo productivo que supuso el inicio de muchas líneas de negocio que se mantienen aún vigentes.

El periodo de Velázquez y Ancoechea será recordado sobre todo por la decidida apuesta, muy polémica en su momento de iniciar la expansión internacional de la compañía con las adquisiciones de CTC en Chile, Tasa en Argentina y Tdp en Perú. También en aquel tiempo se puso en marcha el servicio Infovía, un producto pionero de la banda ancha actual y se llevó a cabo la primera privatización parcial de la empresa.

La polémica etapa de Villalonga al frente de la empresa ha dejado menos rastros. La entrada en Brasil, tras la compra de Telesp en 1998, el final de la privatización y el lanzamiento en 1999 del hoy popular ADSL, los servicios de acceso fijo de banda ancha.

Con la llegada de Alierta en 2000 la compañía recobra su pulso ganador. Antes hay un periodo de dos años en los que el nuevo presidente reenfoca la estrategia empresarial y la orienta hacia el crecimiento rentable. En 2003, la empresa lanza el servicio de Imagenio, con el que entra en el mercado de la televisión de pago. También Telefónica y Portugal Telecom crean Vivo en Brasil, un paso decisivo en la consolidación de los la presencia de la operadora en el mercado latinoamericano al que habría que añadir la compra de los activos que poseía en la región la compañía Bell South.

Entre 2005 y 2006 la operadora presidida por Alierta empieza a otear nuevos horizontes internacionales más allá de su tradicional territorio de Latinoamérica del que no se olvida como queda patente con la compra del 51% de Colombia Telecom. Además, entra en el capital de China Netcon, adquiere Cesky Telekom y los activos de O2 en Reino Unido, Alemania e Irlanda y consigue una licencia de móviles en Eslovaquia.

Entre 2007 y 2008, se forja una alianza industrial con Telecom Italia y se refuerza la participación en Brasil con la adquisición de una participación de control en Telemig. En 2010, Telefónica consolida su apuesta por este país con la compra de la participación de PT en Vivo.

El compañero de pupitre de Aznar

Tras la victoria del PP en 1996, José María Aznar elige a Juan Villalonga como presidente de Telefónica. Tiene como encargo prioritario completar la privatización y modernizar la empresa. Su polémica gestión terminaría con un enfrentamiento directo entre los dos colegas ‘pilaristas’ y con un Villalonga defenestrado por Rodrigo Rato que elegiría a César Alierta como sucesor en el año 2000, el mismo en que la burbuja tecnológica estalló.

Villalonga introdujo cambios radicales de dudoso resultado. Suprimió, por ejemplo, el pago de dividendos, una verdadera revolución en el mundo bursátil español que gracias a las acciones de Telefónica extendió este tipo de inversiones por las clases medias, incluso antes de su privatización total.

Villalonga endeudó la compañía con operaciones fallidas, como la fusión de Terra, el portal de Internet de la compañía que llegó a cotizar por separado, su fallida fusión con KPN, ya en plena huida hacia delante. Antes realizó ciertos favores políticos a Aznar como la adquisición de Antena 3, aventura que tampoco tuvo una conclusión brillante.

Sus excentricidades y su agitada vida personal resultarían decisivas para que Aznar hiciese caso a Rodrigo Rato y Villalonga fuese sustituido. El detonantes fue un polémico plan de opciones sobre acciones con el que Villalonga y su equipo intentaron asegurarse una retribuciones estratosféricas.

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