El BCE y el Banco de Japón, ¿aliados inesperados de Trump?

Finanzas

El BCE y el Banco de Japón, ¿aliados inesperados de Trump?

Donald Trump, presidente electo de EEUU

Trump “va a depender de los programas de compras de activos del BCE y el Banco de Japón para contener los tipos de la deuda estadounidense”, avisan los analistas. El próximo día 20, Donald Trump tomará finalmente posesión de su cargo como presidente de EEUU. Más allá de las múltiples polémicas en las que se ha visto involucrado desde que anunció su candidatura, entre las promesas que le han llevado a la Casa Blanca destaca su apuesta por aumentar el gasto público y la emisión de deuda para mejorar las infraestructuras del país, un proyecto muy audaz en el que sin embargo podría contar con la ‘complicidad’ del Banco Central Europeo (BCE) y el Banco de Japón.
 
Según destaca en un informe Ariel Bezalel, gestor del Jupiter Dynamic Bond SICAV Fund, los resultados de las elecciones presidenciales en EEUU han sido interpretados por el mercado como una nueva señal inflacionista. Trump insistió mucho en la necesidad de incrementar el gasto público y señaló que va a financiar esta medida emitiendo deuda. “Un programa significativo de infraestructuras financiado mediante deuda podría ayudar a estimular la economía y podría ser bastante inflacionista”, destaca el experto.
 
En ese sentido, el mercado de bonos del Tesoro de EEUU ha repuntado considerablemente desde las elecciones estadounidenses y existe el riesgo de que “aumente la inestabilidad durante el próximo año”, advierte Bezalel.
 
“Aunque será gradual, el endurecimiento monetario de la Reserva Federal no crea un trasfondo especialmente favorable para los fuertes estímulos presupuestarios que se esperan con Donald Trump. Paradójicamente, el presidente electo va a depender de los respectivos programas de compras de activos del BCE y el Banco de Japón para contener los tipos de la deuda estadounidense, lo que enviará a los inversores hacia el mercado de bonos del Tesoro de EEUU para conseguir rendimientos en un momento en el que la administración Trump tratará de recaudar fondos para sus programas de infraestructuras”.
 
No obstante, “aunque podría ser una ayuda a corto plazo, esta situación crea una dinámica frágil en los mercados de bonos que podría cambiar fácilmente si el BCE o el Banco de Japón alteran sus políticas por razones de índole interna o la inflación realmente comienza a subir por encima de las previsiones”, advierte Bezalel. De hecho, en lo que se refiere a Europa, la inflación de la eurozona repuntó en diciembre hasta el 1,1%. Aunque está todavía por debajo del 2% que tiene como objetivo el BCE, se trata de la lectura más alta en tres años. La institución decidió en su última reunión extender hasta el cierre de 2017 su programa de compra de bonos, pero redujo significativamente su cuantía.
 
El bono estadounidense de referencia a diez años ofrece en el mercado secundario una rentabilidad superior al 2,3%, después de que a mediados del pasado diciembre llegase a superar el 2,5% por primera vez desde 2014. Los analistas de Merrill Lynch ya han anticipado que a final de año alcanzará un rendimiento del 2,65%.

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