El relevo en las cúpulas de los bancos de las antiguas cajas completa la transformación del sector

Especial 25 aniversario

El relevo en las cúpulas de los bancos de las antiguas cajas completa la transformación del sector

Isidro Fainé, expresidente de CaixaBank

Isidro Fainé deja la presidencia de CaixaBank a Jordi Gual para centrarse en la Fundación. La última Ley de Cajas de Ahorros impulsada por el ministro de Economía, Luis de Guindos, en diciembre de 2013, provocó una transformación radical de las antiguas cajas, ahora convertidas en fundaciones bancarias, principales accionistas de los bancos a los que traspasaron sus negocios. Sin embargo, la última etapa de esta evolución no se ha vivido hasta este mismo año, con la modificación en los órganos de dirección de las entidades ante la incompatibilidad que incluía la ley entre ser miembro del patronato de una fundación y del consejo de administración de un banco.
 
La normativa otorgaba de plazo hasta el 30 de junio de este año para anunciar la decisión. En ese sentido, el que más se hizo de rogar fue Isidro Fainé, que hasta el día anterior no hizo oficial que abandonaba la presidencia de CaixaBank, así como su puesto de vocal en el consejo de administración del banco catalán. El banquero catalán se mantendrá por tanto al frente de la Fundación Bancaria La Caixa, principal accionista del banco.
 
El nuevo presidente de CaixaBank es Jordi Gual, hasta junio economista jefe de la entidad, que asumió el cargo de presidente no ejecutivo, por lo que la responsabilidad sobre la estrategia del banco recae sobre el actual consejero delegado, Gonzalo Gortázar.
 
Fainé se incorporó a La Caixa a finales de 1981, como director general adjunto y responsable de toda la actividad comercial, incluida la red de 500 oficinas; fue nombrado director general en 1999 y asumió la presidencia de la entidad en 2007, en sustitución de Ricard Fornesa. Desde 1999, primero como director general y después como presidente de La Caixa, Fainé implementó una verdadera revolución comercial, al convertir a CaixaBank –entidad que en 2011 asumió el negocio bancario de La Caixa– en la primera entidad financiera del mercado español, multiplicando por 4,6 veces su tamaño, doblando el número de clientes y triplicando la inversión en Obra Social.
 
En el mismo periodo, y hasta el cierre del ejercicio 2015, la entidad multiplicó por prácticamente cinco el volumen de créditos (de 42.442 a 206.437 millones) y por cuatro el de recursos totales de clientes (de 74.374 a 296.599 millones) debido a la amplia oferta de servicios financieros promovida por Fainé desde su llegada a la entidad.
 
Similar decisión a la tomada por Fainé fue la de Braulio Medel, que estuvo al frente de Unicaja durante la friolera de 25 años y que ha abandonado la presidencia de Unicaja Banco para continuar como presidente de la Fundación Bancaria Unicaja.
 
Su relevo en el banco ha sido Manuel Azuaga, que acumula una experiencia de 43 años en el sector financiero, como consejero delegado y vicepresidente de Unicaja Banco desde octubre de 2013 y, anteriormente, director general desde 2010. También es Presidente de España-Duero (Banco CEISS) desde la incorporación de esta entidad financiera al grupo en marzo de 2014.
 
La decisión opuesta es la que en Ibercaja tomó Amado Franco, que ya en marzo anunció que continuaría al frente del banco, mientras que la presidencia de la Fundación recaería en Honorio Romero, que hasta ahora era el director de la Real Sociedad Económica Aragonesa de Amigos del País, entidad fundadora de la caja aragonesa.
 
En la otra superviviente, Kutxabank -surgida de la fusión de BBK, Kutxa y Vital-, la única incógnita abierta era la de Xabier Iturbe, que era presidente de Kutxa y que finalmente optó por quedarse como vicepresidente del banco de las cajas vascas. El vicepresidente de la fundación guipuzcoana, José Miguel Martín, decidió también continuar como consejero del banco. Manuel Beraza y Guillermo Echenique han ocupado sus puestos en la fundación guipuzcoana, respectivamente.
 
El presidente de Kutxabank, desde noviembre de 2014, es Gregorio Villalabeitia, que sustituyó a Mario Fernández tras la dimisión de éste.
 
Los cambios en los órganos de dirección no son los únicos que deben afrontar las entidades herederas de las antiguas cajas de ahorros. La Ley fijó además una serie de obligaciones a cumplir por las nuevas fundaciones bancarias, que se hacen más exigentes en función de la participación que ostenten en el banco al que traspasaron sus negocios.
 
En concreto, siempre que su participación en una entidad financiera sea superior al 30%, las fundaciones bancarias deben elaborar un protocolo de gestión y un plan financiero anual. Si la participación es igual o superior al 50%, o existe control de la entidad, el plan financiero deberá reforzarse con un programa de diversificación de inversiones y gestión de riesgos y, lo que es aún más importante, con la constitución de un fondo de reserva o, como alternativa, un plan de desinversión.
 
El plazo dado para la constitución del fondo es de cinco años a contar desde noviembre del año pasado, cuando se publicó la última circular del Banco de España. En el caso de La Caixa, se estima que el fondo de reserva será de unos 850 millones de euros, mientras que la vasca BBK deberá acumular otros 250 millones. Todo parece indicar que Ibercaja y Unicaja optarán por la desinversión mediante una salida a Bolsa, aunque deberán esperar a un momento en que los mercados sean más benévolos.
 
Fundación Bancaria La Caixa
 
Una de las cajas que más prisa se dio para adaptarse al nuevo escenario fue La Caixa, que a mediados de 2014 culminó su transformación en la Fundación Bancaria Caixa d’Estalvis i Pensions de Barcelona, (su nombre completo) tras su inscripción en el Registro de Fundaciones.
 
Posteriormente, la Fundación Bancaria La Caixa hizo efectivo el traspaso de su participación en CaixaBank a CriteriaCaixa, una vez que quedó inscrita la segregación de activos y pasivos en el registro mercantil. Tras este cambio, Criteria agrupa las participaciones del grupo La Caixa en sectores distintos del financiero y también la de CaixaBank, así como los instrumentos de deuda de los que era emisor la Fundación Bancaria La Caixa.
 
La fundación está centrada en la gestión de la totalidad de la obra social, mientras que la del resto de actividades se articula a través de CriteriaCaixa, íntegramente participada por la fundación bancaria.
 
La Fundación Bancaria La Caixa nació en 2014 con una dotación fundacional de 5.868 millones de euros, lo que equivale al 0,6% del PIB español actual, y gestiona un presupuesto de la Obra Social de 500 millones de euros anuales, que la entidad ha mantenido invariable a pesar de la crisis. Además, la fundación dispone de unos activos netos de 20.000 millones de euros y se convierte en la primera fundación de Europa continental y la tercera del mundo.

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