El lobby empresarial alemán señala al Commerzbank como el culpable del descrédito que sufre la banca del país

Banca alemana

El lobby empresarial alemán señala al Commerzbank como el culpable del descrédito que sufre la banca del país

Sede del Commerzbank

El BCE comenzará a analizar la salud de las entidades europeas el mes que viene. Los alemanes temen que las sospechas sobre el mal estado de su sector financiero cobren dimensiones nacionales y se han apresurado a señalar un único culpable. Los empresarios alemanes temen que los exámenes a la banca europea que comenzarán el mes que viene dañen la credibilidad de un sistema financiero cuya solvencia ya ha sido cuestionada por varios expertos. Por eso han decidido presentar un cabeza de turco: el Commerzbank.

«En un contexto europeo, los bancos alemanes son mucho más fuertes que los demás, así que las correcciones [impuestas por los examinadores] serán probablemente menores», ha explicado en declaraciones al semanario Der Spiegel Marcel Fratzscher, el presidente del ‘think tank’ DIW. Sin embargo, este reputado economista no ha querido cerrar su comentario sin antes matizar que podría haber alguna que otra sorpresa: «El Commerzbank es un interrogante».

El segundo banco de Alemania fue la primera entidad privada que tuvo que rescatar Berlín durante la crisis financiera con una inyección de 18.000 millones de euros (a cambio de hacerse con el control del 17%) y desde entonces ha gozado de mala prensa, muy por el contrario que su rival directo, el Deutsche Bank. De hecho, es el propio Fratzscher quien en la entrevista al Der Spiegel pone en duda la viabilidad de su modelo de negocio: «No es un competidor internacional y no está llegando a muchos negocios», explica poco antes de añadir que, posiblemente, las autoridades alemanas tengan que volver a meter dinero en la institución financiera.

Sin embargo, entre los 24 bancos alemanes (el doble que en los últimos test de estrés celebrados en 2011) que serán analizados por los expertos del Banco Central Europeo (BCE) a partir de noviembre, se encuentran varias cajas regionales como el Landesbank Baden-Wuerttemberg, el Landesbank Berlin Holding AG o el Landesbank Hessen-Thueringen Girozentrale. Por no hablar del NHS Nordbank o el Norddeutsche Landesbank, ambos con una fuerte exposición a los impagos procedentes de la industria naviera.

El caso es que muchas de las sospechas sobre el mal estado del sector financiero alemán no se circunscriben a las cuentas del Commerzbank ni hablan en singular. La mayor preocupación, de hecho, reside en las citadas cajas alemanas. Es el caso de Michael Lewis. Este antiguo ‘broker’ del banco de inversión ya desaparecido Salomon Brothers, actualmente editor de Vanity Fair y colaborador de la agencia financiera Bloomberg y del diario The New York Times explica, en su libro «Boomerang» (editorial Deusto), su visión de la situación.

Citando a un economista alemán que da clases en la Hertie School of Governance, llamado Henrik Enderlein, Lewis argumenta cómo «al principio muchos observadores creían que los bancos alemanes estarían relativamente menos expuestos a la crisis». Sin embargo, según Enderlein, «sucedió todo lo contrario»: «Los bancos alemanes acabaron contándose entre los más afectados de la Europa continental y eso pese a unas condiciones económicas relativamente favorables».

La tesis que defiende Lewis en su obra es que «los alemanes, a través de sus banqueros, emplearon su propio dinero para hacer posible que los extranjeros se comportaran como unos locos». «Si simplemente hubiese sido la única nación grande y desarrollada con una ética financiera decente, darían una imagen concreta de simple rectitud. Pero habían hecho algo mucho menos común: durante el boom los banqueros alemanes hicieron lo indecible por ensuciarse», escribe el autor.

Por este motivo a algunas de estas voces críticas les chirría que desde Alemania economistas como el presidente del ‘think tank’ DIW sólo señalen al Commerzbank como la única fuente de los problemas que podrían poner de relevancia estas pruebas de solvencia.

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