Bancaja finge normalidad pese a la nacionalización de BFA

La crisis de Bankia

Bancaja finge normalidad pese a la nacionalización de BFA

Hace una semana que el Estado anunció la nacionalización de Banco Financiero y de Ahorros (BFA), la matriz de Bankia, decisión que en principio podría suponer tanto la desaparición de Bancaja como del resto de entidades fundadoras del grupo, entre ellas Caja Madrid. Sin embargo, la cúpula de la caja valenciana mantiene su agenda como si nada hubiese ocurrido.

Esta tarde se celebrará la reunión permanente de la Fundación Bancaja, pero en ella sólo está previsto que se hable sobre el presupuesto ya anunciado de 28,3 millones de euros para este año y de cómo se repartirá. El presupuesto para este año está prácticamente asegurado, aunque a partir de entonces está completamente en el aire.

Según publica Las Provincias, que cita como fuentes a consejeros de Bancaja no existe fecha para el próximo consejo de administración ni previsión de que si se celebrara se vayan a pedir explicaciones al presidente José Luis Olivas sobre la situación de la caja valenciana, hasta hace poco segundo mayor accionista de BFA y que podría tener que convertirse ahora en fundación tras la nacionalización del grupo.

En los últimos años, José Luis Olivas se ha convertido en un auténtico superviviente de la crisis pese a haber estado en el foco de diversas polémicas, encastillado en la presidencia de Bancaja tras haber sido obligado a dimitir como vicepresidente de Bankia por el escándalo de Banco de Valencia. El ex presidente de la Generalitat valenciana tiene formalmente garantizado su puesto en Bancaja hasta 2015, y no parece que vaya dar su brazo a torcer a no ser que le obliguen a ello.

Olivas fue nombrado presidente de Bancaja y de Banco de Valencia en enero de 2004, para pasar a ser en 2010 vicepresidente ejecutivo de Bankia y primer ejecutivo de la cartera de participadas, tras el proceso de integración entre Bancaja, Caja Madrid y otras cinco entidades de menor tamaño.

Hace apenas siete meses, abandonó su cargo en el hoy intervenido Banco de Valencia. Precisamente la gestión de esta entidad fue el detonante que enfrió la relación entre Olivas y Rodrigo Rato, presidente de Bankia, y obligó su dimisión del grupo.

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