El escándalo de las ‘tarjetas b’ amenaza con dinamitar las elecciones sindicales en Bankia

Caso Bankia

El escándalo de las ‘tarjetas b’ amenaza con dinamitar las elecciones sindicales en Bankia

Oficina de Bankia

El sindicato CGT presume de no haberse visto salpicado por la polémica de las tarjetas opacas y recuerda que no votó el ERE. El escándalo de las ‘tarjetas b’ de Caja Madrid y Bankia ha entrado de lleno en las próximas elecciones sindicales que se celebrarán en la entidad, y que ya de por sí se presentaban ‘calientes’ tras los dos expedientes de regulación de empleo (ERE) a los que se ha visto sometida la plantilla desde que surgió la entidad. Entre los 86 exconsejeros y exdirectivos de la caja que utilizaron estas tarjetas opacas hay un buen puñado de representantes de los trabajadores, una baza que no piensan desaprovechar los sindicatos que han salido limpios de la polémica de cara a la próxima cita en las urnas.

La sección sindical de CGT en Bankia ha sido la primera en abrir fuego al señalar en un comunicado que “no cabe ninguna duda” de que las decisiones adoptadas por el consejo de administración de Caja Madrid, entre las que cita las preferentes o la compra del banco en Miami, y que “afectaban a la viabilidad económica de la empresa, a los clientes y por último a los empleados, estaban condicionadas por la compra de voluntades de aquellos que tenían que velar por los intereses de todos”.

Entre los presuntos culpables de estas prácticas figuran nombres como el de Gabriel Moreno Flores, actual secretario general de la sección sindical de Bankia de CCOO y miembro destacado en la mesa de cualquier negociación, recuerda CGT. Moreno Flores gastó 20.400 euros con el uso de su tarjeta. También vinculado a CCOO se encuentra Pedro Bedia Pérez, secretario general de la sección sindical de Caja Madrid de CCOO, que gastó en total 78.200 euros.

El hasta hace un año secretario general de UGT, también en activo, Rafael Torres Posada, también aparece en la lista entre los usuarios de las ‘tarjetas b’, con un gasto de 82.300 euros. Por su parte, Ignacio Navasqués, representante de ACCAM ya desvinculado de la empresa, gastó 195.000 euros.

“Todos estos y algunos más, hasta un total de 11, tienen el agravante de ocupar un puesto de representación de los trabajadores por elección directa”, señala CGT en su comunicado, en el que añade que tanto ellos como “las organizaciones que los respaldan, son culpables y corresponsables de todo lo que ha pasado y lo que queda por llegar”.

“Hasta la fecha todos estos indecentes siguen ocupando puestos de responsabilidad sin que desde las direcciones de sus organizaciones sindicales se haya movido un dedo”, acusa el sindicato, para el que “no vale la excusa de que desconocían estas prácticas cuando en este país las apariencias son objeto de envidia o admiración cuando no de ambas, y estos sujetos no debían vivir precisamente como eremitas”.

“Sólo nos queda aprender la lección y obrar en consecuencia a la hora de elegir a quien tiene que velar por nuestros derechos. Es el momento de hacer pagar socialmente a todos estos aprovechados y las organizaciones que los amparan lo que es más que probable que no paguen penalmente”, señala CGT, que recuerda además que “no firmó el “nefasto ERE, el más grande de la historia de nuestro país”.

El próximo 26 de noviembre están convocadas elecciones sindicales en Bankia, en las que se elegirán en total 398 delegados. La cita con las urnas se convertirá en una auténtica prueba sobre la aceptación de los trabajadores a los acuerdos alcanzados por los sindicatos con la dirección de la entidad. Un total de 8.200 trabajadores, un 35% de la plantilla que acumularon las siete cajas de ahorros, ha perdido su puesto tras dos expedientes de regulación de empleo (ERE) muy diferentes el uno del otro: si el primero se realizó sobre todo a través de prejubilaciones, el segundo, ya con el nuevo equipo al frente de la entidad, se resolvió con unas indemnizaciones de unos 30 días por año.

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