El viento se levanta, una película de Hayao Miyazaki

La butaca

El viento se levanta, una película de Hayao Miyazaki

El Viento se levanta

Una historia de amor trágico en la que el cineasta refleja su pasión por los aviones a través de la vida de Jiro Horikoshi. El prestigioso director de cine de animación Hayao Miyazaki se despide del público con ‘El viento se levanta’, que se estrenó la semana pasada en los cines españoles. La película se presentó en la última edición del Festival de Venecia, donde el creador de ‘El viaje de Chihiro’, ‘Mi vecino Totoro’ o ‘La princesa Mononoke’ anunció su retirada.

Miyazaki dice adiós con su cinta más realista y personal. Una historia de amor trágico en la que el cineasta refleja su pasión por los aviones a través de la vida de Jiro Horikoshi, el diseñador de muchos de los cazas de combate japoneses que participaron en la Segunda Guerra Mundial, entre ellos el Zero que atacó Pearl Harbor.

Jiro sueña desde niño con las aeronaves, pero su miopía le impide ser piloto, por lo que dedica todos sus esfuerzos a convertirse en un destacado ingeniero de aviones, como lo fue su ídolo, el italiano Giovanni Caproni. Aunque esos “bellos sueños” que son sus aeronaves acabarán transformándose en pesadillas, se utilizarán para matar a gente.

“El viento se levanta. Hay que intentar vivir”. Estos versos del poeta francés Paul Valéry son la base sobre la que gira la película. Es el poema que Jiro y su amor, Naoko, recitan cuando se conocen. Y el viento desempeña un papel importante en el juego inicial de encuentros de la joven pareja.

Así, la ambición profesional del protagonista está acompañada por un sueño romántico, que nos trae una bellísima, pero a la vez triste, historia de amor. Tanto el aspecto profesional como el amoroso están salpicados por la historia de Japón durante esa época: el devastador terremoto que vivió Tokio en 1923, la pobreza del país, la epidemia de tuberculosis o la Segunda Guerra Mundial, la obsesión por el espionaje y la supremacía tecnológica de Alemania.

La línea entre la fantasía y la realidad es muy fina, pero no tan difusa como nos tiene acostumbrados el director japonés. Lo onírico se reserva para la obsesión del protagonista por los aviones, que comparte el director. Ya había mostrado esta pasión en películas como ‘Porco Rosso’.

Jiro se imagina en estos momentos mágicos con Caproni, una figura que puede recordar al propio Miyazaki. El famoso ingeniero le comenta al joven protagonista en sus sueños que ha dejado de diseñar aviones, pues un profesional solamente puede dar lo máximo de sí mismo durante una década. Una retirada que recuerda a la del realizador, aunque éste nos ha dado grandes obras durante más de diez años. También Jiro parece una especie de ‘alter ego’ del director, por su obsesión y su mimo por su trabajo.

La película podría dividirse en dos partes: una segunda parte sublime, perfecto desenlace para la trayectoria de Miyazaki; y una primera parte en la que dilata mucho la historia, especialmente hacia la mitad de la cinta. Se detiene innecesariamente en aspectos de menor pegada, aparcando lo que de verdad resulta interesante.

‘El viento se levanta’ es la despedida de un maestro de la animación, al que el propio John Lasseter, el alma de Pixar, muestra especial admiración. Este adiós le da una dimensión especial a la película, que merece ser vista por su mágica y bella parte final, pese a que para ello haya que asistir a un viaje demasiado largo. Aunque menos imaginativa que otras obras de Miyazaki, es un buen punto final para una trayectoria espléndida.

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