Séptimo

La butaca

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Patxi Amezcua El director Patxi Amezcua, que dejó muy buen sabor de boca con su ópera prima ‘25 Kilates’, estrenó la semana pasada en la cartelera española ‘Séptimo’, su segundo largometraje. Protagonizado por Ricardo Darín y Belén Rueda, este ‘thriller’ recuerda a otro de los títulos del que ya hablamos en esta sección de La Butaca: ‘Prisioneros’.

Al igual que la película de Denis Villeneuve, ‘Séptimo’ gira entorno a la desaparición de unos niños y a su búsqueda desesperada por parte de sus padres. Sebastián, un abogado acomodado de Buenos Aires, va a recoger a sus hijos a casa de su exmujer para llevarlos al colego y, como de costumbre, juega con ellos a un entretenimiento muy particular: los pequeños bajan por las escaleras y él en ascensor, a ver quién gana la carrera. Pero, en esta ocasión, cuando el padre llega al portal, no hay ni rastro de los niños.

La premisa inicial del filme es interesante. Los chicos desaparecen en segundos, dentro del edificio, pero ningún vecino ha visto ni oído nada, no hay ninguna pista. Un suspense que logra mantener la tensión en la primera parte del metraje, gracias también a la siempre excepcional interpretación de Darín, que pasa de la guasa a la incredulidad y de la incredulidad a la desesperación.

A todo ello ayuda la realización del director español y, sobre todo, el escenario en el que transcurren los acontecimientos. Casi toda la trama se desarrolla en el edificio, una sensación claustrofóbica que intensifica la angustia. Ese ascensor en el que el padre sube y baja, ese movimiento constante por la arquitectura de la edificación, es un reflejo de la ansiedad experimentada.

Sin embargo, pasados unos minutos el guión resulta repetitivo, siguiendo el mismo esquema a la hora de descartar sospechosos, lo que hace que en algunos momentos se llegue incluso a perder el interés.

Aunque la narración consigue recuperar el pulso, lo que más choca es el final de la historia. A algunos les puede resultar sorprendente, a otros más bien ‘cantado’, pero, se opine una cosa u otra, la resolución de Amezcua es poco convincente. El motivo de quien ha perpetuado el secuestro es incoherente.

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