Valerie June, adapta el folk a los nuevos tiempos en ‘The Order Of Time’

El tocadiscos

Valerie June, adapta el folk a los nuevos tiempos en ‘The Order Of Time’

Valerie June

La artista de Memphis da otro paso adelante con un disco de instrumentación más compleja que sus predecesores. No debe ser fácil para nadie atreverse a grabar un nuevo disco después de haber alcanzado un inesperado éxito de público y de crítica. Eso ha debido pasarle a Valerie June con este ‘The Order Of Time’, del que nos ocupamos hoy, que se ha publicado nada menos que cuatro años después de la grabación de ‘Pushin’ Against a Stone’, el álbum que la consagró y la convirtió temporalmente en la artista de moda en EEUU.
 
Y hay que decir que la cosa empieza bien. Con un blues espectral lleno de referencias a la música de montaña y las sonoridades que uno asociaría con las comunidades indias de EEUU, ‘Long Lonely Road’, que es, por el momento, mi canción favorita del disco. Hay riqueza melódica, evolución contrastable y, además, se trata de un tema que despierta el apetito y asegura el interés. Justo lo que se necesita.
 
Pero luego tampoco es para tanto. Tenemos aquí 43 minutos de música repartidos en 12 canciones que aseguran una escucha agradable y sorprenden en más de una ocasión, un disco muy bien grabado, bien producido y arreglado y con instrumentaciones interesantes. Pero no todas las canciones están a la misma altura. No es que sean malas, pero quizá June habría podido pulirlas un poco más.
 

 
En los buenos momentos, y hay unos cuantos, se reconoce la influencia beneficiosa de esas grandes artistas de folk admirada por June, y por mí, por supuesto, como Joan Baez, Joni Mitchell o Buffy Sainte-Marie. Y en los malos se asemeja demasiado a cantantes y compositoras cuya música se suele asociar al viejo estilo new age como Enya.
 
Y esa línea que quizá para muchos oyentes puede resultar agradable es la que a mi me deja un poco fuera de juego. Aunque, por fortuna, no es la más presente en un disco, en el que también pueden disfrutarse los conocimientos que June posee del viejo r&b, el soul sureño y el funk psicodélico que, a veces, se deja escuchar en los ritmos que toca en su guitarra acústica y su banjo como en la magnífica canción que cierra el álbum, titulada ‘Got Soul’.
 
Es lo mínimo que podríamos esperar de alguien cuyo padre, recientemente fallecido, era un empresario melómano que compatibilizaba las presidencia de una compañía constructora muy rentable con la propiedad de una editora de publicaciones musicales, denominada Music Makers Productions, en la que llegaron a trabajar artistas irrepetibles como los recientemente fallecidos Prince y Bobby Womack.
 

 
En este disco, June ha cambiado de equipo de producción y ha tenido menos ayuda directa de su amiga Norah Jones, que también ha cantado aquí en un par de canciones y, además, ha tenido la gentileza de prestarle a su amiga a Peter Remm, teclista de su banda, cuyo excelente trabajo con el órgano Hammond es uno de los puntos fuertes del disco, sin lugar a dudas.
 
La cantautora ha cambiado, además de productor. Aunque hay un tema, ‘Just In Time’, uno de los mejores del álbum en el que ha participado Richard Swift, con quien trabajo en su laureado disco anterior. Pero, esta vez, el trabajo ha sido realizado por Matt Marinelli, un músico competente que milita en Borealis, una banda canadiense de power metal, y que, sin embargo, no ha podido evitar esos excesos de espiritualidad de los que he hablado antes y que, a mi juicio, constituyen la peor parte del disco.
 
Luego hay un larguísimo listado de instrumentistas que han dejado su sello en el trabajo. Destacan una sección de viento muy acertada y el buen trabajo de los coristas que brillan a gran altura. Haría falta quizá un poco más de imaginación en las bases rítmicas, aunque en algunos casos, como en la magnífica canción ‘Man Done Wrong’, son precisamente los percusionistas los que dotan de elegancia al conjunto.
 
En definitiva, un disco notable a pesar de todo que quizá se ve un poco perjudicado por el buen sabor de boca que había dejado su predecesor y condicionado por lo mucho que algunos aficionados, como yo mismo, esperábamos y aún esperamos de esta chica, que sabe hacer buenas canciones casi siempre y tiene una voz muy expresiva y personal capaz de cautivar a cualquier oyente desprevenido.
 
Pero es necesario señalar a su favor, que mi opinión sobre este álbum ha mejorado con las escuchas sucesivas, que es justo lo contrario que me suele suceder con los trabajos que, en un principio, no me cautivan por completo. Y también que resulta una excelente carta de presentación para aquellos aficionados que no la conozcan todavía. Lo mejor, como siempre, es que lo escuchen y saquen sus propias conclusiones.

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