Thao & The Get Down Stay Down se pasan a la electrónica en ‘A Man Alive’

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Thao & The Get Down Stay Down se pasan a la electrónica en ‘A Man Alive’

Thao & The Get Down Stay Down

La cantautora californiana y su banda graban su disco más brillante con la ayuda de Merrill Garbus en la producción. Puede que sea un signo de los tiempos, pero en los últimos dos años, proliferan los cantautores acústicos, algunos tan cerca del folk que hasta componían sus canciones con un banjo, que han descubierto el placer culpable de la electrónica y se han entregado a él, solos o en compañía de otros.

Muchos de ellos, probablemente, siguieron el ejemplo de Sufjan Stevens, un tipo que marca tendencia y que, en su última y laureada entrega ’Carrie and Lowell’, parece haber vuelto a tomar distancia de los arreglos tecnológicos y subir su apuesta por la desnudez instrumental.

Pero, a lo mejor este no es exactamente el caso de Thao Nguyen, la artista californiana de origen vietnamita de cuyo último disco ’A man Alive’ vamos a ocuparnos hoy. Al fin y al cabo, desde que buscó el apoyo de The Get Down Stay Down, su banda de acompañamiento, hasta hoy, Thao ha evolucionado disco a disco de forma notable.

Y si al principio era una muchacha ‘folkie’, imbuida en la estricta observancia de los principios básicos del manual de Joni Mitchell, o así, después, ya con el concurso de Adam Thompson, al bajo y los teclados, Frank Stewart a las guitarras, y Willis Thompson en la batería, se fue endureciendo paulatinamente hasta convertirse en una verdadera rockera ‘indie’ al uso.

De modo que la inmersión en la tecnología y el asalto, moderado, a ese mundo maravilloso propiciado por los instrumentos virtuales que protagoniza ahora no supone exactamente un giro de 180 grados. Y, además, Thao ha demostrado ser inteligente, y ha buscado el apoyo de su amiga Merrill Garbus, también conocida como componente de los Tune-Yards, para dar el salto.

Garbus, que ha ejercido de productora plenipotenciaria, ha metido mano en la grabación y ha funcionado como remezcladora sin ‘prejuicios’, pero también ha procurado que el sonido orgánico de la banda mantenga su potencia y no desaparece por completo en la acumulación de capas sonoras característica de las grabaciones a la ‘última’.

Así que, aunque algunos quizá crean que a Merrill y Thao les ha faltado arrojo y les ha sobrado prudencia, mi opinión, en cambio, es que han encontrado el punto justo de sofisticación tecnológica y potencia analógica que necesitaba esta colección de 12 canciones, que se extiende a lo largo de 41 minutos, para sonar adecuadamente.

De modo que, en esta ocasión, los riffs guitarreros cercanos al ‘surf rock’ habituales en los últimos trabajos del grupo, comparten protagonismo con otro tipo de sonidos, como algunos ‘loops’ que no desmerecerían en cualquier disco de hip-hop moderno, y hasta salvajes alaridos metálicos de los que suelen nutrirse los especialistas en la música industrial.

Y ya digo que la mezcla funciona mucho mejor en la práctica de lo que podría parecer sobre el papel. Y gracias a ello, Thao y su banda no han tenido que cambiar demasiado ni su formato ni su estilo habitual para poder defender este nuevo álbum en directo. Aunque en sus conciertos, claro, algunas sutilezas de la grabación se pierdan y a cambio, las canciones se beneficien una mayor sobrecarga energética.

Además, Thao ha grabado ‘A Man Alive’ sacudida por la reciente muerte de su padre. Una tragedia familiar que se ha filtrado inevitablemente en estas canciones. Sobre todos en los textos, en los que la compositora ha expresado con claridad sus sentimientos y cuyo tono, a veces sombrío, contrasta con la vitalidad de la música.

Aunque, en ocasiones, como sucede en ’Guts’, mi canción favorita del disco, por el momento, la potencia rítmica decae un tanto y entonces, gracias al espacio concedido por los medios tiempos, la brillantez melódica sobresale para bien por encima del resto del conjunto.

Pasa lo mismo, por ejemplo, en ‘Millionaire’, a mi entender otro de los puntos culminantes de un disco donde no abundan precisamente las baladas y en el que también pueden encontrarse otras joyas, más rockeras, como la fantástica ’Nobody Dies’, o incluso ‘Astonished Man’, la primera canción del disco que funciona como excelente carta de presentación.

En definitiva, un disco interesante, sobre todo para saber por dónde van a ir los tiros en el futuro cercano. Parece claro que la tecnología no va a ser un elemento ajeno para las nuevas generaciones de músicos de cualquier estilo y que los instrumentos virtuales y los sonidos orgánicos van a combinarse cada vez más en todos los estilos musicales, sin excepción.

Y, desde luego, por mi parte nunca habrá nada que objetar, sobre todo, si, como sucede en este trabajo de Thao and The Get Down Stay Down, las canciones, esas mágicas e insustituibles combinaciones de textos y melodías, siguen constituyendo el elemento principal e indispensable. Yo soy de los que piensan, como decía el título de un famoso culebrón colombiano que: “Sin canciones no hay paraíso”…¿0 era sin tetas? A lo mejor me he hecho un lío.

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