Adele quiere acabar con el negocio de la reventa

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Adele quiere acabar con el negocio de la reventa

Adele

Algunas entradas para los conciertos de la diva se venden ya en Internet con un aumento del 952% sobre su precio oficial. La gran diva de la música pop de hoy, Adele, se desvive por sus fans a quienes «les debe todo». O eso explican desde September Management, su oficina de representación, cuyo responsable Jonathan Dickins asegura que la nueva gira está pensada, sobre todo, para complacer a los pacientes seguidores de la estrella.

En declaraciones a algunas webs especializadas, como Music Bussines Worldwide, Dickins ha afirmado que en esta tanda de conciertos, inicialmente 36, Adele quiere que haya espacio «para todos» y a precios ajustados. Por eso a va a tocar en grandes recintos, estadios en su mayoría, con el triple de capacidad de la que tenían los locales de sus gira anterior.

Se trata de algo parecido a una recompensa de la cantante para todas esas personas que han tenido que esperar cuatro años para volver a ver, o escuchar por primera vez, en directo a una artista que no se sube a un escenario desde el año 2011.

Por eso tanto ella como su equipo más cercano consideran fundamental impedir que los profesionales de la reventa acaparen localidades con el objetivo de hacer negocio con ellas y aprovecharse de los deseos frustrados de la legión de fanáticos de Adele, dispuestos a pagar casi cualquier precio por una localidad.

Mensaje

Para que quedara claro, la artista publicó un mensaje en su web oficial, el mismo día que se pusieron a la venta las primeras entradas. Unos ‘tickets’ que se agotaron en tiempo récord, sumando nuevas cifras para la historia, como viene pasando con casi todo, desde que Adele publicó ’25’, su disco de regreso.

El texto era corto y conciso. Decía así: «La reventa de entrada no se tolerará». Y junto a la advertencia, Adele y los suyo desarrollaron algunas medidas de seguridad, poco comunes en este tipo de operaciones. Por ejemplo, en el caso de los conciertos de Irlanda y Reino Unido, en principio, las entradas sólo podían adquirirse si el interesado se había registrado previamente como fan en www.adele.com.

En el caso de España también hubo controles. Como seguramente sabrán, Adele logró en menos de cinco horas agotar el papel disponible para el concierto inicialmente previsto en el Palau Sant Jordi de Barcelona el 24 de mayo, y también el previsto para el día 25, la segunda fecha que se ofertó tras la avalancha de peticiones.

Y también aquí, September controló la operación de venta y exigió al promotor español, Doctor Music que tomará medidas contra los acaparadores de entradas. Como ha explicado a elboletin.com, Silvia Ortega, portavoz de la compañía, además de establecer el límite de cuatro entradas por comprador que estuvo vigente en todo momento, la empresa española, «tiene ‘ordenes’ de vigilar de cerca cualquier intento de reventa y de tomar las medidas legales que sean posibles en cada caso».

Exito

Las estrategias contra la reventa parecen haber dado resultado. Aunque no exactamente el apetecido por Adele. Las estratagemas no han acabado con la reventa, pero sí han logrado reducirla taxativamente. De momento, las entradas en poder de los revendedores no superarían el 1,9%, según diversas versiones publicadas en los confidenciales de Internet. Una cifra mínima, porque lo habitual en este tipo de eventos es que los reventas controlen el 20%.

Según el portal especializado MBW.com, en la primera oleada de ventas para las fechas de Irlanda y Reino Unido, realizada a través del operador SongKick, se adjudicaron 57.000 entradas y sólo 1.000 aparecieron posteriormente en las las web de reventa como Stubhub, Viagogo, GetMeIn! o Seatwave, las dos últimas, por cierto, propiedad de Live Nation, el nuevo gran gigante de la industria musical.

Pero, las cifras espectaculares y los márgenes de ganancia inusitados habituales en el negocio de la reventa en estos eventos musicales ‘históricos’, siguen ahí. Los precios de las entradas que ofrecen estas páginas de Internet se situann en muchos casos en el entorno de las 1.000 libras (1.416,61 euros), una cifra que supera en un 952% el precio oficial de las localidades fijado entre 35 y 95 libras (49,5 y 134,57 euros).

Según la versión del manager de Adele, Jonathan Dickins, sobre el asunto, el problema estaría en las leyes vigentes en muchos países que permiten a los revendedores salirse con la suya, porque no son demasiado concretas y, sobre todo, se trata de textos anteriores a la consolidación de Internet como sistema habitual de compra y venta de entradas para conciertos.

Consumidores

En Reino Unido, por ejemplo, el Acta de los Derechos del Consumidor, aprobado este mismo año, exige que siempre que «sea posible», cada entrada adjudicada a cada comprador quede registrada con el número de la localidad y los datos personales del comprador. Lo que permitiría al organizador del evento impedir la entrada al concierto a alguien que no fuera el comprador inicial.

Pero hay dos problemas. El primero se deriva de ese «siempre que sea posible», incluido en el texto legal que ya limita por completo la efectividad que pueda tener. Y también la oposición de las organizaciones de consumidores británicas que creen que nadie debe impedir a quien haya adquirido una entrada la posibilidad de venderla al precio que pagó por ella, ni de regular las transacciones de un ‘mercado establecido entre particulares’.

Una posición compartida también por las organizaciones españolas. Aunque en este país, la ley es bastante más favorable para el negocio, puesto que se aprobó en 1982 y sólo prohibe expresamente la reventa callejera. No la que se realiza por Internet.

El manager de Adele, ha salido al paso de estas posiciones. En su opinión, no hay que confundir algunas páginas como Twickets, que de verdad hacen posible el intercambio entre particulares de las entradas de un concierto sin que el precio final supere el oficial, con otras webs, bien conocidas, como las que mencionábamos antes, en las que los ‘reventas’ trabajan a sus anchas.

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