‘The Expanding Flower Planet’, un disco de Deradoorian

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‘The Expanding Flower Planet’, un disco de Deradoorian

‘The Expanding Flower Planet’, un disco de Deradoorian

La artista de Sacramento presenta su primer álbum en solitario tras un largo periodo de maduración y colaboraciones diversas. Es tan poco usual en estos tiempos que hasta llama la atención. Como algunos de ustedes ya sabrán, la multiinstrumentista y cantante Angel Deradoorian ha tardado seis años en publicar su segundo disco, que también es, por cierto, su primer ‘Lp’, según la terminología habitual en el viejo siglo XX, cuando proliferaban los vinilos que giraban sobre los platos a 33 revoluciones por minuto.

Antes, Deradoorian sólo había grabado un ‘Ep’ de cinco canciones, titulado ‘Mind Raft’, que lanzó al mercado en 2009, cuando militaba en Dirty Projectors, uno de los grupos más exquisitos de los últimos años, donde tocaba el bajo y cantaba a las órdenes de David Longstreth. Y a los que abandonó en 2012 para poder dedicarse en exclusiva a su proyecto personal.

Sin embargo, no lo hizo inmediatamente. Tal vez por aquello de que también los músicos necesitan ganarse la vida. Y, en este aspecto, no parece que a Angel vaya a faltarle el trabajo. Sobre todo como corista. O eso podría deducirse del impresionante listado de sus colaboraciones, en el que figuran artistas de todos los estilos imaginables. Desde Vampire Weekend a U2, pasando, entre otros, por Charli XCX, Flying Lotus y Matmos.

Y por si eso fuera poco, también ha dedicado unos cuantos meses a participar como cantante teclista y bajista en los Avey Tare’s Slasher Flicks, uno de los proyectos individuales más celebrados de Dave Portner, el componente de Animal Collective, con el que, según la prensa rosa, compartió algo más que estudios y escenarios durante una larga temporada.

Con esos antecedentes, y un currículum tan espectacular, era lógico que en los círculos más exquisitos del negocio de la música moderna hubiera una gran expectación por escuchar las nuevas canciones que Deradoorian estaba preparando. Y también que la artista haya preferido no precipitarse y se haya tomado las cosas con calma.

El resultado de ese largo periodo de maduración musical es este ‘The Expanding Flower Planet’, del que nos ocupamos hoy. Un álbum, por cierto, con ese poso ‘setentero’ y ese aroma a viejo rock progresivo que tanto se lleva ahora que los cazadores de tendencias musicales han optado por reivindicar el legado de las bandas alemanas del movimiento Krautrock, en general y de los muy personales Can en particular.

Referencia erudita y ‘cool’ que nuestra artista se ha apresurado a confirmar en todas las entrevistas de promoción que ha realizado últimamente para apoyar el lanzamiento de su disco de debut. Y que incluye en un listado de influencias muy apañado, en el que también están presentes, otras ‘delicatessen’ como las escalas orientales y sus prodigiosos microtonos, sin ir más lejos. Gracias a sus ancestros armenios y a las estructuras armónicas aprendidas en su infancia.

Y, algo de todo eso hay en este cocktail musical, a veces sugerente y a veces pasado de rosca, con el que Deradoorian ha decidido presentarse en sociedad. Más un poquito de Radiohead, Yes y Kate Bush y también, que se le va a hacer, unas cuantas pistas colocadas estratégicamente que nos permiten suponer que Angel es una habitual lectora habitual del libro de instrucciones de la inevitable Björk.

Cómo se ve, un montón de elementos dispersos con los que la artista a dado forma a un ‘collage’ definido por algún crítico internacional como un compendio de ‘pop cubista desestructurado’. Una descripción colorista a la que me sumo. Angel, lo produce, lo canta y lo toca casi por completo. Con alguna ayuda en las voces y las percusiones de Arlene Deradoorian, su hermana mayor que formará parte de su banda de directo.

Pero quisiera aclarar, no obstante, que este es un disco en el que la voz y la percusión tienen casi todo el protagonismo. Para bien, además. Los arreglos instrumentales simples y minimalistas. Hay también buenas líneas de bajo, zarpazos de sintetizador y alguna que otra guitarra que se insinúa en determinados momentos, aunque termina siempre sumergida en la mezcla. Quizá, demasiado pocas y demasiado ocultas para mi gusto.

Aún así, hay un montón de buenas ideas aquí. Aunque da la impresión de que el exceso de responsabilidad ha perjudicado al resultado global que podría haber sido mejor de lo que es. Y, quizá también haya restado algunos puntos, el deseo, no siempre justificado, de Deradoorian de presentar una propuesta original por encima de cualquier otra consideración.

Aquí quizá convenga recordar una obviedad que muchos ‘novatos’ olvidan con demasiada frecuencia. Sí, queridos amiguitos, todo funciona mejor cuando hay buenas canciones de por medio. Como pasa, por ejemplo, en este álbum, cuando suena ‘A Beautiful Woman’, el primer single del disco y mi canción favorita, por el momento. Un tema en el que algunos críticos han encontrado influencias armónicas procedentes de las regiones cercanas al Mar Negro.

Yo no sería capaz de llegar tan lejos. Entre otras cosas, lo admito, por mi total desconocimiento sobre esos universos sonoros concretos. Pero sí que aprecio una melodía más que potable, con ciertas inflexiones rockeras agradables al oído y una instrumentación potente y divertida en la que el bajo y la batería lo son todo. Casi literalmente.

Y por ese camino, en mi opinión, vamos bien. Lo mismo que por el insinuado en otras ‘joyitas’ contenidas también en este disco, como ‘The Eye’ o ‘Violet Minded’, una suerte de blues ideal para convertirse en la banda sonora de una película de ciencia ficción. Pero, no. Este no es todavía ese gran disco de Angel Deradoorian que pasará a la posteridad. Aunque estamos seguros de que no tardará en llegar.

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