‘Y Dydd Olaf’, un disco de Gwenno

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‘Y Dydd Olaf’, un disco de Gwenno

Gwenno, Dydd Olaf

La ex componente de The Pipettes debuta en solitario con un disco de pop electrónico, plagado de canciones perturbadoras. La teclista y cantante Gwenno Saunders era la líder de The Pipettes, un grupo de pop refrescante que hizo muchas y buenas canciones y, sin llegar al éxito masivo, consiguió darse a conocer entre los buenos aficionados, hacerse un nombre y hasta labrarse un prestigio.

Además, Gwenno es una instrumentista muy capaz, con grandes habilidades para la práctica del ‘sampleo’, con toma de muestras sonoras previa incluida, y ha llegado a formar parte de la banda de artista de tanto renombre como el mísmisimo Elton John. Y hay que ser muy buena teclista para tocar en el grupo de un pianista tan virtuoso y capaz.

Por supuesto, Saunders lo era. Y también unas cuantas cosas más. Por ejemplo, una auténtica activista política, de raíces feministas, y muy comprometida con el galés, un idioma que apenas cuenta con un millón de hablantes, pero en el que ella se expresa habitualmente.

Es, por lo tanto, la lengua en la que piensa, siente, sufre y ama esta artista y en la que ha escrito nueve de las diez canciones de este ‘Y Dydd Olaf’, su primer álbum en solitario. La que resta, además, titulada ‘Amser’ está escrita en cornish, un idioma más minoritario que el galés, pero en el que se expresa su padre, el poeta y lingüista Tim Saunders.

Esas conexiones familiares con los ambientes literarios también se dejan sentir en este debut. El álbum se basa vagamente en una novela de ciencia ficción escrita en 1976 por Owain Owain, otro autor galés. Aunque Saunders toma de ella sólo el motivo argumental, una revolución de robots que se propone acabar con la raza humana.

En realidad, las canciones, cuya traducción al inglés está puntualmente disponible en la propia página web de la artista, tratan de otras muchas cosas. Del peso del patriarcado en la sociedad moderna, de la insolidaridad actual, de la crisis y, en general, de esos temas comprometidos de los que suelen huir casi siempre los artistas actuales.

El galés, por cierto, no es una lengua que se use habitualmente en las músicas contemporáneas. Hay un precedente notable, sin embargo. Otro álbum que consiguió superar los límites de difusión de su universo lingüístico cercano. Aquel famoso ‘Mwng’ de Super Furry Animals, publicado en el año 2000, que incluso llegó a situarse en el número 11 de la lista de discos más vendidos de Reino Unido.

Pero entonces el público, en general, solía comprar discos. Ahora no lo hace. Por eso no es fácil que Gwenno obtenga ahora un éxito de dimensiones parecidas al que lograron los ‘Superfurrys’. Aunque, quizá de un modo más modesto, ya ha roto unas cuantas barreras. Y superado el destino claramente minoritario que parecía esperarle.

El disco, fue editado primero, por Peski Records, una pequeña compañía de ámbito restringido. Y ahora va a tener un nuevo recorrido comercial, gracias a su reedición en Heavenly, un sello más potente que ha aumentado exponencialmente su público potencial y ha conseguido, en menos de un mes, por ejemplo, que los críticos del todopoderoso ‘Pitchfork’ hayan hablado bien del álbum.

Y lo merece. Es un disco ‘bonito’, bien hecho, muy cuidado y en el que se aprecia también la mano de Rhys Edwards, el productor. Quien, por cierto, además de ser uno de los responsables de Peski, está casado con Gwenno. Y se ve que está pareja, sentimental y artística, se ha volcado en la aventura y ha apostado fuerte por ella.

Sin embargo, no hay nada demasiado sorprendente en ‘ este disco, en realidad, más allá del idioma en que se expresa su autora. Pero, por extraño que parezca, no hago está consideración para apuntar un demérito o señalar una carencia. Más bien al contrario. A veces los excesos de originalidad mal entendida pueden arruinar el resultado final de lo que quizá hubiera sido un buen trabajo, sin el peso de esos alardes de ego, que no siempre necesarios.

Al menos en este disco, Saunders parece confiar por encima de todo en la capacidad de perdurar en la memoria que poseen sus melodías. Y eso, desde el punto de vista de quien esto escribe, es fundamental cuando se trabaja en un contexto ligado al pop intemporal que ha marcado la última etapa del pasado siglo y, de momento, sigue en vigor quince años después de que se iniciara el nuevo milenio.

Hay unas cuantas ‘joyitas’ que descubrir en el álbum. Como la inicial ‘Chwyldro’, de ritmo contudente y melodía pegadiza, o ‘Calon Peiriant’, mi canción favorita del disco, por el momento, un medio tiempo mecánico e intenso que remolonea hasta estallar en un estribillo lleno de matices y ensoñaciones.

Dicho esto, me parecen bien traídas las comparaciones con cierto rock alemán de los setenta, o con Stereolab y Broadcast que han realizado, por ejemplo, los críticos de Jenesaispop. Además, los ambientes están muy cuidados, los sonidos son únicos y la instrumentación, entre futurista y órgánica, consigue crear un clima de melancólica desesperanza que marca el tono general de estos 43 minutos de música interesante y recomendable. No los dejen pasar.

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