‘Still’, un disco de Richard Thompson

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‘Still’, un disco de Richard Thompson

Still, un disco de Richard Thompson

El maestro de guitarristas se asocia con Jeff Tweedy de Wilco para grabar otro de sus discos intemporales. Para los aficionados que disfrutaron de lo lindo con Fairport Convention, aquel grupo británico de la década de los 70 del pasado siglo que convirtió el folk en material suceptible de ser amado por las hordas rockeras del mundo, cualquier nueva noticia sobre la carrera de Richard Thompson es siempre bienvenida.

Así que para mí, que formó parte de ese club, resulta casi obligatorio dar cuenta de la aparición en 2015 de un nuevo disco del maestro. Se trata de este ‘Still’ del que nos ocupamos hoy que, si bien no presenta grandes novedades sobre lo que uno podría esperar a la hora de enfrentarse a una obra flamante de este veterano, sí mantiene el listón bien alto.

Thompson era un guitarrista virtuoso e imaginativo, con un conocimiento profundo de las claves estilísticas de una docena de géneros de raíz popular, desde los rudimentos ancestrales de lo celta al blues rural. Un músico cuya versatilidad y pericia instrumental resultaron fundamentales para que aquella mítica banda llegara a ser lo que fue.

Y fue una de las más importantes de la escena ‘sesentera’ británica. Y de las que más influyó a sus contemporáneos. Es difícil pensar, por ejemplo, que Led Zeppelin hubiera llegado a tener un sonido tan característico como el que tuvo, si antes los Fairport no hubieran abierto la brecha.

De hecho, resulta complicado aventurar lo que hubiera sucedido si las drogas y algunos otros asuntos no hubieran roto tan pronto el dúo creativo que Thompson formó con la gran Sandy Denny en algunos de los grandes discos del grupo, en los que se anticipaban muchas posibilidades que, lamentablemente, quedaron sin definir.

Pero, incluso fuera de la banda en la que cimentó su leyenda, Thompson ha realizado trabajos más que notables, tanto en solitario, como en compañía de su compañera, y en algún momento esposa, Linda, que se han establecido como obras verdaderamente canónicas para todos los amantes de estos estilos fronterizos entre lo popular, la psicodelía y el rock elegante.

Fino estilista, compositor atinado y cantante con recursos, además de maestro de maestros en los campos de las afirmaciones alternativas o la pulsación híbrida, su espectacular domino de las seis cuerdas no le impidió nunca, sin embargo, poner todo ese impresionante catálogo de recursos al servicio de la canción que estuviera interpretando, sin caer nunca en la trampa de los solos insustanciales y vacíos.

Esos son algunos de los motivos por los que Thompson conserva una potente base de fans repartida por todos los países del mundo, incluida España, que le permite girar y publicar discos de tanto en cuando y ganarse la vida con su música. Y eso que jamás ha estado de moda, ni ha firmado uno de esos ‘hits’ intemporales que permiten a cualquier músico despreocuparse para siempre del negocio.

Pero quizá precisamente porque no ha alcanzado nunca ha alcanzado el éxito masivo que merece, muchos de sus alumnos o compañeros de clase, que sí lo han hecho parecen rendir pleitesía a este auténtico mago de las seis cuerdas de acero, en sus vertientes eléctrica o acústica. Un tipo al que han estudiado en profundidad casi todos los grandes del instrumento.

Entre sus acólitos se encuentran nombres de tanto fuste como Mark Knopfler, Eric Clapton o Jimi Page por nombrar sólo a unos cuantos. Por eso, no resulta raro que la lista se haya incrementado recientemente con otro nombre más, el de Jeff Tweedy, líder de Wilco que, además se ha animado a producir este disco, meter algunas guitarras y hacer voces.

Con buen criterio, Tweedy se ha dejado de tonterías y se ha sentado detrás de la mesa de mezclas para recoger, con la máxima fidelidad posible, los sonidos que producen, casi en directo, Thompson y el grupo de acompañamiento con el que trabaja desde hace unos años. Y el resultado es brillante, por supuesto.

No podía ser de otra manera con una alineación de instrumentistas de primera clase como la que nos encontramos aquí. Están Thompson y Tweedy, claro, a las guitarras y las voces. Y con ellos Michael Jerome, a la batería, Taras Prodaniuk al bajo, Jim Elkington también a la guitarras y las cantantes Liam y Sima Cunningham, que se han encargado de los coros.

Y, la verdad, es una verdadera gozada, al menos para mi que me he pasado horas intentando tocar los ‘licks’ y los arpegios primorosos de Thompson. Tanto que, esta vez, ni siquiera puedo seleccionar una canción favorita entre las 12 por las que se extienden estos 50 minutos de música.

Si acaso, la última, por aquello de que se titula ‘Guitar Heroes y en ella, el gran Richard ‘imita’ durante casi ocho minutos de ensueño, los trucos y los sonidos que ha aprendido de aquellos instrumentistas que le inyectaron el veneno de las seis cuerdas. Un homenaje estupendo, ya les digo.

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